jueves, 20 de marzo de 2014

Y ahora qué???

                                                    Por. Ricardo Cardona Alvarenga

Pasados los días, a pesar de las opiniones encontradas y recursos formales, poco a poco la realidad se va imponiendo sobre la rutina del trabajo y la vida cotidiana y cada vez más personas, organizaciones y sectores  comienzan a aceptar el triunfo del FMLN y de su fórmula presidencial.
Pero, independientemente de cuanto tarden los diferentes movimientos e iniciativas en aplacarse y retomar el camino de la normalidad, la pregunta importante está en el ambiente, ¿y ahora qué?
Y no cabe duda de que ningún partido, movimiento o sector es capaz por sí mismo de enfrentar los desafíos que presenta la baja productividad, la falta de seguridad ciudadana y la desintegración social. Tampoco nos sorprende saber que esos problemas han estado presentes durante muchos años y que  se han realizado variados intentos de aproximación a su atención y solución, sin resultados satisfactorios y permanentes.
Todos aceptan esa realidad y todos ahora, hablan de pacto, acuerdo, diálogo, concertación etc. El problema real es que, como dice el viejo dicho popular, el cementerio está plagado de buenas intenciones.
¿Entonces cuál es el problema?
Muy probablemente, la incapacidad de trabajar juntos, la falta de confianza en los demás y la falta de respeto a las ideas nuevas o diferentes.
El desafío entonces no es ponerse de acuerdo en temas específicos, tampoco se trata de ceder posiciones ni conceder beneficios, se trata de un ejercicio de ética profesional y compromiso personal,  de la voluntad política de poner los intereses de la nación por encima de los propios, se trata de crear una nueva cultura de diálogo y concertación de confianza y respeto, de capacidad y compromiso.
Pero la voluntad política no basta, se requiere de herramientas metodológicas de concertación social y construcción de acuerdos para identificar soluciones viables; de lo contrario cualquier intento puede fracasar, como ha sucedido en el pasado con tantos otros esfuerzos.
Los que participaron en la negociación de los “Acuerdos de Paz” pueden dar fé de que, sin método no hay avance posible. Solo con voluntad política y herramientas adecuadas, fue posible “terminar la guerra”.
Ahora se trata, no solo  de terminar el enfrentamiento y la polarización sino de visualizar el horizonte por encima de las preferencias inmediatistas y construir un rumbo de país para el primer cuarto de siglo.
Finalmente, cualquier esfuerzo requiere contar con personas y organizaciones sociales en calidad de facilitadores del proceso  o “testigos de honor” capaces de absorber las cargas que se desprenden de todo ejercicio de concertación.
No se trata de negociación y por lo tanto no se requiere de políticos experimentados  y con historia partidaria, sino de “Intermediarios confiables”, de ciudadanos ejemplares con capacidad profesional y trayectoria moral limpia y sin compromisos, capaces de generar confianza no solo a los miembros de la mesa sino a toda la población.
Los partidos deben hacerse representar por un nuevo liderazgo y buscar nueva representatividad en la sociedad civil organizada.
Se trata en síntesis, de romper con el pasado y construir el futuro con la participación de las nuevas generaciones,  lo que implica:
Nuevas caras, nuevas propuestas y nuevas herramientas capaces de generar entusiasmo en la población y garantizar resultados. 
Por un futuro mejor para todos con crecimiento económico, bienestar social y libertad política.

1 comentario:

Unknown dijo...

Gracias Ricardo por tu aporte, que pone el "punto sobre la i" respecto a ponernos de acuerdo en temas de nación, en el sentido de ir más allá de la "voluntad política" para que, finalmente, se convierta en realidad política.