Por Salvador Rodriguez González.
Los Babyboomers hemos sido testigos de los
cambios disruptivos experimentados en el país y el mundo, desde mediados del
siglo pasado; siempre nos hemos quejado de la lentitud con que en el país, nos
adaptamos a ese cambio global. Hoy en día, la velocidad del cambio global,
amplia cada vez más la brecha entre los países ricos y los que se vuelven más
pobres, como el nuestro.
¿Por qué? No
aprendemos a usar el conocimiento científico y tecnológico disponible globalmente,
en la solución práctica de nuestros problemas y necesidades.
Tomemos como
ejemplo “La gestión del tráfico vehicular”
este ha sido siempre un problema local; muchos intentos se hicieron en el
pasado y la situación actual no puede ser peor; tuve la suerte de coordinar la mecanización
del control de vehículos en los años 70 y la lucha contra el poder político y económico
imperante, fue muy dura. Los intereses del momento se sentían amenazados y se oponían
al orden y control, como sucede con todo cambio tecnológico, sin embargo se logró
mecanizar el sistema de cardex existente; aunque después, el sistema mecanizado
pasó como negocio a manos privadas.
Pocos realizamos
la trascendencia y el desperdicio de recursos que representa para el país, el
caos vehicular que a diario vivimos. El combustible malgastado en atascos; los choques
frecuentes; los repuestos innecesarios por desgaste acelerado; el lucrativo negocio
de maquillar carros chocados y venderlos como joyas; el tiempo perdido y
afectaciones a la salud; los subsidios a transportistas irresponsables, que
junto a los sueldos de funcionarios y empleados, que nada hacen por resolver el
problema…etc. nos debería a llamar a declarar un colapso en el sistema y a una
emergencia nacional en el transporte.
Son miles de millones de dólares que tiramos
los salvadoreños a la basura y que mucha falta nos hacen para combatir la
pobreza.
Mientras nosotros
vemos como parte del paisaje esta situación, en otros países se construyen: patines
motorizados; carros autónomos, sin conductor; autobuses que se levantan y
sobrepasan en los atascos; carreteras eléctricas; bicicletas que vuelan y lo último,
Airbus promete para el 2017, a nivel de pilotaje: taxis
voladores autónomos para la ciudad del futuro.
Aplicar el
conocimiento científico - tecnológico y
la innovación en la solución de nuestros problemas y mejorar nuestras vidas es
un Reto para todos: Gobierno; académicos;
empresarios; ciudadanos y cooperantes.
“En tiempos de cambio, quienes estén abiertos
al aprendizaje se adueñaran del futuro, mientras que aquellos que creen saberlo
todo, estarán bien equipados para un mundo que ya no existe”.
Erick Hoffer