sábado, 2 de febrero de 2013

¿QUIEN ES EL PATRON DEL PRESIDENTE?


Por. Salvador Rodriguez González

 Es fácil responder esta pregunta cuando no estamos sentados en la silla presidencial, pero a quien le dimos el privilegio de dirigir el país, estoy seguro que contestarla, no le resultara tan fácil ¿Por qué?  Si a un empresario le resulta difícil identificar ¿Quién es su cliente? al Presidente de un país se le dificulta mucho más. Las presiones de quienes contribuyeron a la campaña, no se harán esperar; los gobiernos extranjeros que le brindaron su apoyo, igual, pasan facturas; el partido que lo postulo,  necesita consolidarse antes de la próxima campaña; cada ciudadano espera que le resuelva sus problemas particulares y rápido. ¿Por quien se decide? ¿A quien obedece?

Una guía para tomar una sabia decisión, es aclarar su misión personal en la vida, pues dependiendo de lo que considere es la razón de su existencia, es decir, la misión que le asigno el creador al traerlo a este mundo, así serán sus acciones. Si considera que su misión es: hacer dinero; alimentar su ego; dejar huella positiva; lograr el bien común o facilitar la vida de los demás, ello es lo que orientara su rol como Presidente y sus acciones serán consecuentes con tal decisión, aunque no le guste a quienes tengan otras percepciones. Nos queda entonces confiar en que los valores y principios del señor Presidente, aquellos que mostro en el pasado y le llevaron al poder, le harán retomar el camino que mas conviene a este grandioso país y a un pueblo estoico, que le confió su destino. No se vale aprovecharse de las necesidades de los demás, para desfalcar a un estado moribundo, como ha sido tradición en muchos países, como el nuestro.

Vale la pena reflexionar, que Cliente es todo aquel a quien satisfacemos necesidades y que de el dependen los éxitos y fracasos de un líder y sus instituciones; que además, no podremos conocer a fondo sus necesidades, si nos aislamos y distanciamos de él; si no hacemos empatía con su realidad y si los intereses personales o de grupo, nos alejan.

Si el líder no participa en la solución de los problemas de su pueblo, deberíamos acusarle de mala praxis gerencial.

Cada país tiene ricas historias que contar, sobre líderes que llegaron a enriquecerse, sin importar las condiciones de su pueblo y tradicionalmente, quienes sudaron la camiseta en las campañas electorales, siempre ocuparon los puestos importantes del gobierno electo y, estos a su vez, armaron un circulo asfixiante alrededor del Presidente, que nublo su visión de la realidad nacional, creándole una realidad virtual y muros infranqueables, que al final generan desencanto en quienes le confiamos el voto. Construir un muro de los lamentos no es la solución, la sociedad civil debe fortalecerse y exigir que sus líderes cumplan su rol.

Hoy más que nunca los países necesitan generar una nueva historia, la crisis global, la férrea competencia global y el analfabetismo en gestión pública, mostrada por algunos líderes actuales y pasados, generan una situación alarmante. El enfermo está en la UCI, trabajemos por recuperar su salud. ¿Cómo? solucionando los problemas de las grandes mayorías, mejorando las condiciones de vida de los más necesitados, optimizando los escasos recursos disponibles y construyendo una nueva forma de relacionarnos.  Abandonemos la cultura del vivo y la ley del más fuerte y heredémosle un mejor futuro, a las nuevas generaciones.

También es justo realizar, que en nuestros países, nadie fue educado para ser Presidente, a todos les ha tocado aprender en el camino y al igual que en la vida, aprendemos a vivirla cuando estamos por morir y los Presidentes aprenden el oficio, cuando ya es muy tarde y les toca salir.

¿Quién es el Patrón del Presidente? Todo ciudadano que tiene necesidades insatisfechas y que le contrato con su voto, como única esperanza para cambiar su vida; confiemos en que el actual Presidente lo entenderá y cambiara la omnipotencia por la humildad; el egocentrismo por la empatía; el despilfarro por la austeridad; el abuso por la honradez y el irrespeto a los demás, por el reconocimiento de su valor, como ser humano. Aún es tiempo.

El peor pecado que un líder puede cometer, es hacerle perder la fe a su gente.

Los ciudadanos siempre confiaron en sus líderes electos y cada elección, es vista como su última esperanza; aunque sea al final de su mandato, todo Presidente debe hablarle a su pueblo de frente; con la verdad como escudo; luchando por cumplir lo que ofreció; escuchando críticas y aceptando yerros; buscando integrar una sociedad, que por desgracia, cada día se desintegra más. Solo así podrá pasar el examen final presidencial, al terminar su mandato.  

¿Quién es el Patrón del Presidente? Usted ya lo sabe, Señor Presidente.