sábado, 22 de marzo de 2014

“Los polos opuestos se atraen”

Por. Ricardo Cardona Alvarenga
Si bién Existe la creencia generalizada de que éste principio de la ley de atracción magnética se aplica tambien a las relaciones personales, de acuerdo con importantes estudios realizados, esto no es del todo cierto al concluir:
 ---“en la práctica estas relaciones no son tan fructuosas como cree el imaginario colectivo.”--- *1
Dichos estudios se refieren a las relaciones de pareja pero, que pasa en la política?
Será que los intereses particulares, las necesidades cotidianas y las emociones, superan las barreras ideológicas hasta los límites de la ética?
Y es que, aunque en la edad adulta esto resulta difícil de asimilar, toda persona tiene derecho a cambiar su manera de pensar, no así a utilizar información privilegiada y la confianza alguna vez depositada en su persona para hacer el juego a la oposición. Y no me refiero a la pertenencia partidaria sino a la convicción ideológica.
Como se explica entonces que de repente, los peores enemigos de una fuerza política son los que en el pasado fueron sus aliados, y no se cuestiona su derecho a cambiar de bando sino a utilizar información y posiciones de privilegio para arremeter contra sus antiguos compañeros. Situación que sabiamente define la cultura popular con la frase “La cuña para que apriete debe ser del mismo palo”
Afortunadamente la naturaleza establece compensaciones naturales compatibles con la ley del péndulo, cuanto más a un extremo lo forcemos más lejos llegara su oscilación hasta el otro extremo. Y de nuevo en la política se cumple a su manera esta condición.
Así vemos que algunos de los más acérrimos críticos de una fuerza determinada, ahora, una vez superado el momento crítico, comienzan a matizar sus posiciones y a justificar sus palabras con interpretaciones semánticas.
¿Se tratará de volver al redil?.... razones sobran ¡!!!
¡Ah mis amigos!, la historia en su desarrollo suaviza y disfraza, incluso perdona,  pero no olvida.
“El que tenga oídos, que oiga”
  -Mateo 13, 1-9_


*1-lamenteesmaravillosa.com

jueves, 20 de marzo de 2014

Y ahora qué???

                                                    Por. Ricardo Cardona Alvarenga

Pasados los días, a pesar de las opiniones encontradas y recursos formales, poco a poco la realidad se va imponiendo sobre la rutina del trabajo y la vida cotidiana y cada vez más personas, organizaciones y sectores  comienzan a aceptar el triunfo del FMLN y de su fórmula presidencial.
Pero, independientemente de cuanto tarden los diferentes movimientos e iniciativas en aplacarse y retomar el camino de la normalidad, la pregunta importante está en el ambiente, ¿y ahora qué?
Y no cabe duda de que ningún partido, movimiento o sector es capaz por sí mismo de enfrentar los desafíos que presenta la baja productividad, la falta de seguridad ciudadana y la desintegración social. Tampoco nos sorprende saber que esos problemas han estado presentes durante muchos años y que  se han realizado variados intentos de aproximación a su atención y solución, sin resultados satisfactorios y permanentes.
Todos aceptan esa realidad y todos ahora, hablan de pacto, acuerdo, diálogo, concertación etc. El problema real es que, como dice el viejo dicho popular, el cementerio está plagado de buenas intenciones.
¿Entonces cuál es el problema?
Muy probablemente, la incapacidad de trabajar juntos, la falta de confianza en los demás y la falta de respeto a las ideas nuevas o diferentes.
El desafío entonces no es ponerse de acuerdo en temas específicos, tampoco se trata de ceder posiciones ni conceder beneficios, se trata de un ejercicio de ética profesional y compromiso personal,  de la voluntad política de poner los intereses de la nación por encima de los propios, se trata de crear una nueva cultura de diálogo y concertación de confianza y respeto, de capacidad y compromiso.
Pero la voluntad política no basta, se requiere de herramientas metodológicas de concertación social y construcción de acuerdos para identificar soluciones viables; de lo contrario cualquier intento puede fracasar, como ha sucedido en el pasado con tantos otros esfuerzos.
Los que participaron en la negociación de los “Acuerdos de Paz” pueden dar fé de que, sin método no hay avance posible. Solo con voluntad política y herramientas adecuadas, fue posible “terminar la guerra”.
Ahora se trata, no solo  de terminar el enfrentamiento y la polarización sino de visualizar el horizonte por encima de las preferencias inmediatistas y construir un rumbo de país para el primer cuarto de siglo.
Finalmente, cualquier esfuerzo requiere contar con personas y organizaciones sociales en calidad de facilitadores del proceso  o “testigos de honor” capaces de absorber las cargas que se desprenden de todo ejercicio de concertación.
No se trata de negociación y por lo tanto no se requiere de políticos experimentados  y con historia partidaria, sino de “Intermediarios confiables”, de ciudadanos ejemplares con capacidad profesional y trayectoria moral limpia y sin compromisos, capaces de generar confianza no solo a los miembros de la mesa sino a toda la población.
Los partidos deben hacerse representar por un nuevo liderazgo y buscar nueva representatividad en la sociedad civil organizada.
Se trata en síntesis, de romper con el pasado y construir el futuro con la participación de las nuevas generaciones,  lo que implica:
Nuevas caras, nuevas propuestas y nuevas herramientas capaces de generar entusiasmo en la población y garantizar resultados. 
Por un futuro mejor para todos con crecimiento económico, bienestar social y libertad política.

domingo, 16 de marzo de 2014

EL VALOR DE LA INTEGRACION EN LA POLITICA

(PARTE I)                        Por. Salvador Rodríguez González

“El propósito final de la existencia de cualquier sistema (familia, organizaciones, país…) es la Integración.        
            Dr. Ichak Adizes

Todo lo que existe en el universo, existe para servir a algo más, relacionándose funcionalmente con ese algo; por lo tanto, la habilidad de cualquier sistema para funcionar, es evaluada por como sirve a sus clientes o usuarios. Mi automóvil cumple su función, si me transporta; un partido político aporta soluciones a las necesidades de la sociedad o se vuelve un parásito.  Los gobiernos tienen éxito, si mejora la calidad de vida de la gente.

En síntesis, nada funciona solamente para sí mismo y es por ello, que detrás de cada disfuncionalidad o problema de un sistema, hay una relación que no funciona entre sus componentes y la solución es, hacer que la relación funcione, integrándola. ¿Pero qué significa “interrelacionarse funcionalmente”? Significa crear valor agregado.
Es importante realizar, que cuando las condiciones del entorno cambian, tienden a desintegrar los sistemas en forma natural y esto es cierto para cualquier sistema, ya que cuando se produce el cambio, las diferentes partes de un sistema, cambian a diferentes velocidades y entre más rápida la tasa de cambio, mayor es la velocidad de desintegración; por lo tanto, las partes más rápidas, se desintegran más rápido.
En El Salvador, los tres poderes del estado funcionaron de forma armónica en el pasado, alrededor del Ejecutivo; recientemente se dio un Cambio, cuando la Corte Suprema de Justicia a través de la Sala de lo Constitucional, decide cumplir su razón de existir y se desintegra del sistema político imperante, tomando su rol original de defensor de la constitución; de inmediato surgieron problemas con los poderes restantes, tales como: incapacidad para implementar decisiones; dificultad para adaptarse al nuevo entorno; falta de confianza en el seno de la CSJ (manifestada por luchas internas); ataques y amenazas frecuentes de destitución…etc. Este es un hito histórico que ha tambaleado al sistema político, y que los políticos se niegan a aceptar.
En las pasadas elecciones del Presidente de la República, vivimos otro ejemplo interesante; si observamos el nivel de integración que los partidos finalistas presentaron durante el evento, encontramos que uno de ellos inicio desintegrado; los diversos sectores que lo conforman: Alcaldes, Diputados, bases y alta dirigencia mostraban desacuerdos no solo con el candidato, también con la conducción del partido; trabajaron sin entusiasmo, mas trabajaron por los escasos recursos a recibir, que por convencimiento y voluntad. ¿Resultado? una derrota humillante en la primera vuelta; sin embargo, en la segunda vuelta, ayudados por la caótica situación en Venezuela y la actitud triunfalista del contrincante, más que por acciones propias, creció el nivel de integración entre la población y los resultados cambiaron drásticamente, como suele suceder en catástrofes naturales.   
Una de las formas de desintegración más comunes en países con historia autoritaria reciente, es lo que llamamos "la desintegración de intereses": cuando los intereses de una parte de la organización difieren sustancialmente de los intereses de otra parte, resulta difícil lograr que las cosas se hagan o crear un cambio significativo en cualquier nivel.
Es por ello que el nuevo Gobierno de la República, deberá considerar los intereses del casi 50% de la población, que le negó su voto. No hay cheques en blanco, ni debe haber posiciones triunfalistas, se impone la lucha por integrar una nación, que se muestra enferma económica, social y políticamente. Recuperar la salud de El Salvador, pasa por aprender a manejar esta nueva realidad; gobernados por una izquierda engolosinada y una derecha que sintió recuperar espacios fácilmente y se resiste a aceptar la nueva realidad.
No podremos lograr una sociedad sana, si el arma para vencer al enemigo sigue siendo el irrespeto, el desprestigio y el golpe bajo, pues al final todos perdemos; es hora de resaltar lo bueno que hacemos, no lo malo; llevar mensajes de optimismo a la población y no de derrota; erradicar la “Cultura del Vivo” y del más fuerte, pues al final todos nos debilitamos; pero sobre todo, entendamos que esta sociedad no podrá salir adelante, sin el concurso de todos los sectores que la  integramos y por lo tanto, luchemos por erradicar el analfabetismo en “Negociación” que padecemos y comprendamos que llegar a la Presidencia de la República
 no basta, si no generamos la capacidad para integrarnos, especialmente con los derrotados.

Al evaluar al nuevo Presidente, debemos reconocer la realidad en que le toca actuar, no es fácil luchar contra el sistema de botín político prevaleciente en nuestro medio; el compadrazgo tiene carta de ciudadanía ¿quién no espera la nomina del nuevo gabinete?, por si llega un chero que nos ayude; el nepotismo es el trofeo del triunfo, hoy abundarán parientes quebrados, acudiendo a los nuevos funcionarios en busca de ayuda; por otro lado, “la cultura del vivo” la llevamos en la sangre y desafortunadamente  se traslada de generación en generación. ¡Qué duro es ver a muchos jóvenes en busca del dinero fácil, no en busca de aportarle algo positivo a su país!

miércoles, 5 de marzo de 2014

¡El contrato social que El Salvador necesita!


                                                                    Carlos M. Lobato
I
Oh, mia patria sì bella e perduta
Oh, membranza si cara e fatale
(Giuseppe Verdi, Il Nabbuco, Coro degli schiavi)[1]

Introducción
Las reflexiones a continuación mencionadas son solamente un perfil, sin entrar en detalles, de los graves problemas que afectan al país, y una propuesta de cómo buscarles a las mismas, una solución: trazar el perfil imaginario de lo que en ciencias políticas se llama un “contrato social”.  Un objetivo, del cual estoy consciente, poco o nada se va a realizar. Para definir el contrato social que el país necesita, tengo que partir de los graves problemas que afectan a la mayoría del pueblo salvadoreño. Conjunto de hechos de injusticia y subdesarrollo que  de alguna manera son tomados en cuenta por todos los partidos políticos. Para luego contraponerle un listado de buenas intenciones. Tipo: “hay que promover el empleo” o “prioridad a la seguridad ciudadana” y otras por el mismo estilo.
Santa gracia, la cuestión reside en el qué hacer para resolver dichos problemas. Le tienen que decir a cada ciudadano como piensan hacerlo. Sobre el cómo y el qué hacer se puede emitir un juicio. Las buenas intenciones son siempre loables, mas son demagogia de quinta categoría si no se acompañan de un “cómo llevarlas a cabo”. Peor todavía, si se deja en lo oscuro la problemática real del país.
El qué hacer, es lo que se debería hacer para resolver las intrincadas causas y problemas de la injusticia nacional, y ello es el contenido del contrato social. El qué hacer sería responder con hechos, morales, políticos y económicos, a lo que los salvadoreños necesitan. Lo cual no va a suceder, porque cualquier fuerza (política, económica, religiosa, cultural, histórica, etc.) que tenga voz en capítulo, cualquier gobierno que se conforme encontrará en su seno, al igual que en el área del poder político, económico y proto-cultural, en el sistema institucional, en el parcialmente obsoleto sistema jurídico, en la sempiterna herencia de la mentalidad colonial, en los intereses de grupo y de clase: en todo ellos, barreras infranqueables que impiden cualquier intento de progreso racional.
Sintetizando, “el qué hacer” en su conjunto podemos definirlo como el contenido de “El contrato social que El Salvador necesita.” Objetivo que no parece estar en el horizonte de las fuerzas políticas actualmente existentes.
Las causas de la pobreza y la injusticia hereditaria actualmente se presentan de la siguiente forma: 1) Falta de seguridad ciudadana y de orden público 2) Economía y Finanzas que sólo favorece a la neo-oligarquía, y en el otro extremo, para el pueblo, extrema pobreza en general 3) Salud y sistema hospitalario insuficiente 4) Sistema educativo extraño a las necesidades del país, pedagogía social inexistente y protección de la familia abandonada a las corrientes destructivas de la pobreza 5) El sistema de derecho positivo en cuestiones fundamentales obsoleto y la laicidad del Estado condicionado por el fundamentalismo de sectas católicas (tipo Opus Dei) que esperamos el papa Francisco las ponga a raya. 6) Relaciones internacionales primitivas, incapaces de desarrollar una estrategia diplomática favorable a la situación del país. 7) Una mentalidad de sub-cultura colonial, marca de fábrica de la vieja y de la nueva oligarquía, con la cual corrompen todos los espacios del pensamiento patrio.
1-Por seguridad ciudadana entendemos ponerle paro al negocio mortal de la violencia que aflige a todos los salvadoreños. El crimen organizado, es un negocio que favorece a las grandes empresas y además de ser un fuerte factor de corrupción, frena la actividad productiva pequeña y mediana, espina dorsal del crecimiento económico, en general la lucha por la supervivencia de la población activa.
El orden público atañe sobre todo a la corrupción y a la falta de justicia de las instituciones estatales. La falta de un ambiente social-nacional que permita que el desenvolvimiento cotidiano de la vida se desarrolle en paz, creativa y solidaria. El pueblo, no sólo las empresas, necesitan urgentemente de un ambiente de confianza.
2-El problema económico, sin mayor análisis se entiende que toca el grave problema del crecimiento, el desempleo masivo y la soberanía alimentaria. Cuestiones de fondo son el empleo, las vías de comunicación hacia el Norte, Sur, Atlántico y el Pacífico, el suministro energético, del agua en general y del agua potable en particular.
La cuestión financiera toca quitarse de encima la imbecilidad de la dolarización, el latrocinio bancario, el lavado de dinero mal habido, el sistema legal que debe regular las finanzas, la normativa fiscal del sistema impositivo y los empréstitos internacionales.
3-La salud de los ciudadanos significa resolver el problema de la mortalidad infantil, las enfermedades endémicas, y el hecho de que no todos los salvadoreños se benefician del Seguro Social. Vacunar el sistema del Seguro Social contra las privatizaciones. Potenciar la medicina preventiva. La mayor parte de los médicos quieren ayudar al país: los frenos son presupuestarios e institucionales. En fin, un sistema de salud que comprenda a todos los ciudadanos.
4-El sistema educativo del país refleja la brutal política de la ignorancia disfrazada de sistema educativo que la oligarquía vieja y nueva han construido sobre la piel de la pobreza. La fuerza intelectual magisterial toma muy a pecho la educación; pero no puede hacer mucho, porque el sistema colonial no tiene un objetivo racional. El sistema educativo no tiene objetivos claros. No toma en cuenta la realidad del país que no se basa en los que asisten o pueden asistir a la escuela o a los colegios como se llaman las escuelas privadas y olvidan el grave problema de la deserción escolástica que reproduce la pobreza, la cual a su vez multiplica la deserción de la escuela. Un perfecto círculo diabólico creado por la oligarquía.
En problema semejante se encuentran los que asisten. La escuela media (secundaria) no tiene sentido para los miles de jóvenes que deberían del sistema alcanzar un nivel de profesionalización real después de la secundaria. Ningún país avanzado, ninguno, tiene su sistema organizado, en el sentido de que encuentra su finalidad (movilidad social) solamente en la Universidad. Por otro lado las universidades privadas, son muy deficientes, unas en mayor grado que otras; y la Universidad Nacional tampoco funciona como se debe. No sólo por falta de recursos y apoyo, sino por falta de un concepto claro de los objetivos de una Universidad. Todo esto hay que cambiarlo. Pero no se va a hacer.
Independientemente de los anterior va de por sí que la alfabetización y una obligatoriedad mínima escolar tiene que ser coherentemente puesta en marcha. Hay que arrancar de raíces la reforma educativa del 1968 y los sucesivos parches de las décadas del ochenta, noventa y el dos mil; pero sin volver a la que existía anteriormente, sino estructurar una que responda a las necesidades ciudadanas. La fuerza viva del crecimiento económico, ético y cultural de un país son las profesiones técnicas intermedias.
Pedagogía social significa promover mediante la cultura, los principios de la convivencia social y solidaridad. Sostener presupuestariamente el desarrollo cultural. En El Salvador existe un excelente “banco” de fuerzas pensantes, intelectuales, que han sido siempre puestos de lado por las viejas y nuevas oligarquías, por las fuerzas políticas tanto de derecha como de izquierda. Tanto para recordar cuan profunda sea la mentalidad colonial, anti-intelectual, que está viva en griegos y troyanos.
El principal sostén de los hijos en El Salvador son las madres solas: otro ejemplo de la mentalidad colonial, el machismo que castiga a la familia y a la infancia. Sistema apoyado por las oligarquías de siempre que se llena la boca hablando de familia, pero nunca ha movido un dedo para ayudarla.
5-La partidocracia, el conflicto entre los poderes del Estado, el imperialismo ideológico de una secta católica que ha influenciado al Estado para que imponga leyes que criminalicen sobre todo a las mujeres desamparadas, son muestras de la fallas del sistema de derecho positivo y de la debilidad del Estado laico, que se extiende a una serie de leyes obsoletas de los códigos, residuos de la edad media, principalmente en los códigos procesal penal y penal. Desde la Constitución hasta los códigos son impelentes urgentes reformas. Pero griegos y troyanos, derechas e izquierdas, más que interesados en “enderezar (poner derecho) lo torcido”, están interesados, con diferentes objetivos, en reforzar la partidocracia.
6-En las relaciones internacionales falta un objetivo y programa coherente que favorezca la soberanía del país y promueva un sostén adecuado de los objetivos y proyectos nacionales. Una mejor posición en las relaciones internacionales, políticas y económicas, se obtiene si se toma conciencia que el punto de partida es contar con los propios medios, capacidades y fuerzas actuales. Es necesario reactivar el proceso de Unidad Centroamericana. Menos pláticas, y construir una red de vías de comunicación por toda Centroamérica.

La fuerza política que tome el control del ejecutivo, al problema del desempleo igual que a los otros graves problemas del país, no le va a encontrar una solución adecuada, porque todas las causas y efectos que hunden al país en el subdesarrollo y la pobreza están estrechamente ligadas entre sí. La violencia, el crimen organizado, el desempleo, las actuales estructuras económicas dominantes que prioritariamente (finanzas y otros servicios) no producen riqueza, como pretenden algunos ingenuos, sino dinero. El dinero no es riqueza real, sino medida virtual-simbólica que refleja el tiempo de trabajo social. En nuestro caso, los millares de horas de trabajo de los salvadoreños, principalmente en los Estados Unidos, cuyo valor se realiza en el consumo nacional de bienes importados. Ese tiempo de trabajo ha producido riqueza en los Estados Unidos, mas no en El Salvador.
En  fin de cuentas, el sistema educativo, la pobreza que acompaña la falta de producción de riqueza, la violencia como negocio, etc.; son fenómenos de la problemática nacional que no pueden resolverse aisladamente, sin haber tratado simultáneamente los otros nudos del mosaico de injusticia patria.
a)      El qué hacer de las soluciones implica la unificación mayoritaria, de las fuerzas políticas democráticas, del Estado, de la Sociedad Civil, la responsabilidad de cada ciudadano. Todo lo cual no puede lograrse sin un eficiente liderazgo político, al cual, democráticamente se le otorgue la confianza ciudadana, porque en mano tienen un claro qué hacer programático de sacrificios y ventajas, que ponen en marcha medidas resolutivas de la tragedia nacional. Lo cual hoy como hoy no se da por ningún lado. Sí, mucha fiesta y mucho blablá. Mucha demagogia y mucho populismo.
b)      Hasta hoy día no existe un liderazgo político (no hablo de una persona, sino de una fuerza política dirigente debidamente representada por personas, en todos los niveles de la sociedad) capaz de hacerle frente a los problemas del país.
c)       Respecto al principal partido de derecha, ARENA, baste echarle un vistazo a su “obra” durante los 20 y pico de años que mantuvo el monopolio del poder. Desde la incapacidad de resolver la erupción de la violencia pos tratados de Chapultepec, su incapacidad de reactivar la economía, el aprovecharse a manos llenas de la diáspora de los salvadoreños, sostenido las vergonzosas tasas de desempleo, fuente de sus vampíricas especulaciones bancarias mediante las remesas, el abandono del campo, su incapacidad de reactivar una agricultura eficiente, su indiferencia de cara al problema urgente de la autonomía y soberanía alimentaria, hasta el caos de los transportes públicos metropolitanos, pasando por una marea de corrupción, latrocinio y dolarización. En medio de todo ello, su única coherencia y objetivo ha sido el de sostener los intereses de los ricos.
Si además del estrecho círculo de los pudientes, obtuvo del soberano pueblo salvadoreño suficientes votos para que se apoderase del Ejecutivo, ello ha sido el resultado del miedo ante la izquierda, del cual padecen amplias fajas de la población. Temor en gran parte irracional, en parte consecuencia de los errores cometidos por la izquierda durante la guerra civil y durante su ejercicio en la Asamblea de Diputados. Los votos que recoge Arena son votos ideológicos, y no programáticos o en favor de una persona. Son los votos del miedo y la demagogia.
d)      Lo mismo vale para el ex-presidente Saca. Si se toman como muestra sus años de gobierno, no hay mucho de positivo, y sí, mucha corrupción y mal gobierno. Saca representa los intereses de un nuevo sector de ricos provenientes de las inmigraciones del Medio Oriente, en competencia con los ricos de descendencia hispánica, de Europa Oriental y menjurjes europeos varios, apoyados por la secta elitista de la iglesia católica, el Opus Dei. Saca sabía que tenía pocas posibilidades de obtener un segundo mandato presidencial. Por lo tanto su táctica ha consistido en obtener un número significativo de votos, que le sirvan para negociar el apoyo de su grupo político, a cambio de ventajas políticas y económicas para su grupo o sus intereses personales. Que el vencedor llegue a ser de derecha o de izquierda no le importa mucho. Es lo que se llama “realismo (oportunismo) político”.
e)      La principal fuerza política de la izquierda es el FMLN. El análisis y perspectiva políticas de dicha fuerza es bastante complejo, en primer lugar porque los sectores socialmente débiles, pobres y más necesitados de la sociedad salvadoreña, fijan sus esperanzas en dicho partido. Por otro lado, su papel al lado, marginado, en el gobierno Funes, es decepcionante. Marcado de tacticismo que ha rayado muchas veces en oportunismo y nepotismo político. Peor todavía, en sostenedor fundamentalista de la partidocracia. Caminando siempre sobre los carriles de no “tocar los problemas estructurales” para no molestar a la derecha. Por supuesto, polémica sí, mas nunca nada concreto sobre cómo echar a la basura la criminal política de la dolarización, o enfrentar a las raíces el problema de la educación y abrirle las puertas a la representación política directa a un pueblo sin bozal partidario
f)        Ahora bien, la primera objeción que espontáneamente podría hacérsele a las posibles soluciones de los problemas anteriormente mencionados sería: ¡no tenemos suficientes recursos! Falso, El Salvador cuenta con una gran riqueza de recursos, y es la inteligencia, capacidad, coraje, espíritu de sacrificio y fuerza del pueblo salvadoreño,  al cual las oligarquías viejas y nuevas, nunca le han dado la oportunidad. Por supuesto, “El qué hacer” también implica paralela una estrategia de acopio de recursos. Sobre éste punto expresaremos nuestra opinión en los próximos artículos. Porque éste es el primero de una media docena en el cual tocaremos los contenidos del Contrato Social que los salvadoreños necesitamos.
(Sigue II: La reforma educativa)



¡El contrato social que El Salvador necesita!
Carlos M. Lobato
II
Oh, mia patria sì bella e perduta
Oh, membranza si cara e fatale
(Giuseppe Verdi, Il Nabbuco, Coro degli schiavi)[2]

La reforma educativa
El Fundamento sobre el cual se debería construir el progreso del país es un sistema educativo, el cual no debe entenderse limitado al sistema escolar tradicional, sino extendido a todo el complejo humano de la república. Para ello es necesario tener claro cuál es el objetivo, y que eso al mismo tiempo depende y afecta a todo el sistema funcional del país. Tal cómo se debería hacer tendría efecto directo sobre el orden público, la economía, finanzas, empleo, autosuficiencia alimentaria, salud y en general progreso.
Para explicar mi opinión expongo en primer lugar los presupuestos que la condicionan.
1)      En primer lugar el país vive una circunstancia de posguerra endémica: 1993-2014. En el 1993-1995 se habló mucho de transición, pero casi nada de posguerra civil, y mucho menos se puso en marcha un programa que sanase las heridas del conflicto y sus efectos: en primer lugar un pueblo con una mayoría de población contando menos de 22 años, sin profesión, sin medios, sin oportunidades y sin dirección. Es decir la transición ha existido solamente del diente al labio en el populismo demagógico.
La izquierda pensó que el pueblo la recibiría con los brazos abiertos, y contando con su apoyo iría en línea directa al control del ejecutivo, desde el cual repararía los daños de quinientos años de sistema colonial. El resultado fue la gran desilusión que tampoco provocó una reflexión sobre cómo la derecha, poco inteligente, pero astuta como siempre, actuó con el único objetivo de aprovecharse de la situación para acumular más dinero y lanzar, viento en popa, la política de la corrupción. Los jóvenes, la verdadera fuerza del país, ya que el suelo patrio no les ofrecía perspectiva alguna, pensaron solamente en cruzar las fronteras y buscar fortuna en los EUA, o a dónde fuese y se pudiese. Situación que la gran depresión que ataca al pueblo estadounidense (no a los superricos que ahora son más ricos que nunca) ha también restringido la paleta de oportunidades para los jóvenes salvadoreños.
En veinte años la situación ha cambiado; porque ha empeorado. Ahora, a la crisis nacional dolarizada; amputada de una política monetaria soberana, se suma la crisis mundial creada por los bancos y las finanzas.
2)      Esta posguerra endémica que vivimos es una situación excepcional, fuera de lo normal. El “Qué hacer” tiene por objetivo alcanzar la normalidad, un sistema de convivencia con problemas “normales”, sin poder de crímenes organizados, sin el poder de la corrupción, con instituciones a las cuales se les puede otorgar la confianza de la buena gestión y justicia, etc. En este sentido, los proyectos del “qué hacer” tendrían que proceder teniendo en mente medidas transitorias, urgentes, de mediano y de largo plazo.
3)      Conditio sine qua non para que los proyectos, cualquier proyecto de desarrollo y justicia se pueda llevar a cabo en el país, consiste en recuperar la soberanía monetaria. Desdolarizar al país es una cuestión de supervivencia pura. Solo la codicia de una neo-oligarquía económicamente medio analfabeta y un presidente ladrón con síndrome de Asperger, como Flores, pudieron realizar sin escrúpulos, una medida tan nefasta para la economía nacional. Naturalmente excelente para los ricos que acumulan capital en dólares y luego lo invierten en bolsas en el extranjero y están siempre listos para huir con el botín que les ha producido el pauperismo del país.
4)      Lo que se presenta como misión imposible para realizar una reforma educativa que tenga sentido para los salvadoreños consiste en que se tiene que contar con la participación activa de las instituciones del Estado, de las ONG, del ministerio de educación, sobre todo con la estructura productiva del país, la parte de la iglesia empeñada en la educación y el ejército.

Objetivo de la reforma educativa
La reforma educativa debe tener un objetivo claro, preciso y responder a lo que históricamente el pueblo necesita. En caso contrario se vuelve a las “reformas” de ARENA, bajo la pantalla de señoras de múltiples apellidos, que confundieron la educación con construir algunos locales, para justificar la ayuda exterior, o al silencio reformista de la presidencia Funes.
Objetivo de la reforma educativa es lograr que cada ciudadano al llegar, en promedio a los dieciocho años, haya alcanzado un grado de autosuficiencia de juicio, práctico y espiritual suficiente, concretizado en una formación profesional. Dicho de otra manera,  en un promedio de tres años después de la escuela media (secundaria), pueda haber logrado dotarse de una calificación profesional. Alternativo queda el bachillerato para los jóvenes que quieran seguir una carrera universitaria.
Presuponemos seis años de escuela primaria y tres de escuela media. En promedio terminar la escuela media con 16 años.
Es decir, terminada la escuela media, un joven pueda acceder a un sistema de formación técnico profesional organizado en un sistema de aprendizaje de la duración promedio de tres años. En este sentido, los jóvenes, al llegar en promedio a los 18-19 años hayan alcanzado un nivel técnico profesional. El concepto de técnico no se circunscribe a las profesiones que contribuyen a la producción de bienes materiales y servicios, también comprende sectores humanísticos, por ejemplo, paramédicos o asistentes sociales.
Para la parte de los jóvenes que desean seguir una carrera universitaria, construir un bachillerato –separado de la formación profesional- que esté a la altura de verdaderos estudios universitarios. Las actuales universidades tienen estudios para diplomas que, aparte de realizarse predominantemente como teoría en idioma, matemáticas, física, química, biología, historia, etc., están muy debajo de los niveles internacionales,  por ejemplo de los establecidos en Europa mediante el tratado de Boloña.
En general las carreras universitarias en los países desarrollados son más cortas que en El Salvador, porque no tienen ocuparse de los conocimientos fundamentales que deben ser adquiridos en el bachillerato. No sólo las carreras son más cortas, la función plena de las universidades se desarrolla en la investigación científica. La formación profesional es sólo un parte de la función universitaria.
La reforma educativa para que sea efectiva debe abarcar el estamento poblacional de una generación; es decir, entre el primer día de vida y los 25 años. En este sentido, en la edad pre-escolar, en promedio hasta los siete años, la reforma debe comprender el apoyo a las familias, asilos nidos y jardines infantiles.
Solamente esta parte del proyecto reformista implicaría la necesidad de grandes recursos económicos, humanos y administrativos. Sobre los recursos económicos y financieros en general, como dicho en la introducción, hablaremos en el siguiente artículo (IV). Recursos humanos el país los posee en grado suficiente. Se trata sólo de utilizarlos.
Desde el punto de vista administrativo, es imprescindible la descentralización político-administrativa y fiscal del Estado: mayor responsabilidad a las alcaldías y gobernaciones departamentales. La reforma educativa marcha paralela a una reforma político-administrativa. En el siglo XIX, Gerardo Barrios estableció la reforma educativa de la época: descentralizada. La creación y funcionamiento de la mayor parte de las escuelas estaba en manos de las alcaldías. Se ve que siglos atrás se pensaba mejor que ahora.    
Desde el punto de vista escolar la reforma educativa en El Salvador, un país en el cual la casi mitad de la población, ahora como ahora, no supera los 25 años, es lograr que los jóvenes alcancen autosuficiencia técnico-profesional, cuando cumplan un promedio de edad entre los 18 y veinte años.
Todos los países de mayor desarrollo humano que conozco, Estados Unidos, Alemania, Inglaterra, Japón, China continental, entre los principales, su fuerza espiritual y material de crecimiento está sostenida por una mayoría de formación profesional intermedia que se desarrolla después de la escuela secundaria o escuela media. Los Estados Unidos están perdiendo dicha fuerza a causa del acelerado proceso de desigualdad social que multiplica el destaque entre su oligarquía (1% y sobre todo el 1% del 1%) y los millones de ciudadanos que entran en el recinto de la pobreza. Todo por obra y gracia de la hegemonía alcanzada por su sistema financiero-bancario.
La hegemonía de las finanzas, globalmente ha logrado que 85 individuos tengan tanto dinero como lo tienen juntos (50%) tres mil millones y medio de habitantes del planeta.
En nuestro caso, dado que padecemos ultradesigualdad aguda, autosuficiencia es lo que el pueblo salvadoreño espontáneamente han estado haciendo desde hace siglos: “arreglárselas para vivir”, de cara a una vieja y nueva oligarquía acaparolotodo y que no deja nada  fuera de su ambicioso egoísmo, su racismo y su psicopatía social.
La reforma educativa tendría el sentido de proveer al pueblo del conocimiento (el know how) y con-ciencia que necesita para poder realizarlo en forma plena y productiva.
En El Salvador, la pedagogía de la formación técnica, el aprendizaje profesional, aparte algunos institutos, ha sido en forma espontánea, sin organización, limitada a pocas profesiones, por ejemplo en los talleres mecánicos. En general un camino Inhibido por el obtuso pensamiento  e incapacidad  del poder que nunca se desarrolló en la forma que se hubiera necesitado. También ha sido inhibida por un mal entendido del derecho laboral y un “descuido” del sistema educativo.
Las profesiones intermedias no se han desarrollado en el país, porque el sistema de adquirirlas ha sido muy limitado, casi inexistente. Resultado de la manera de entender el país que tienen los ricos. La movilidad social se ha concentrado en un nivel universitario raquítico.
El sistema educativo del aprendizaje profesional, presupone el itinerario escolar desde la primaria hasta la secundaria. Trataremos este tema, después de exponer la forma posible del sistema del aprendizaje; porque con todos sus límites, la estructura escolástica ya existe, se trata de mejorarla y ampliarla. El sistema de la formación profesional mediante el aprendizaje no existe, se trata de crearlo.
Para las empresas de servicios, con los bachilleratos comerciales, en parte (bastante incompleta) se ha respondido a la demanda de fuerza trabajo destinada a dichos sectores. Considerando las necesidades patrias de educación, un resultado efímero de la nefasta reforma educativa del 1968, que tenía en mente proporcionarle fuerza de trabajo al mercado laboral. Concepto que sacrificó generaciones en función de un mercado laboral raquítico. La reforma educativa del contrato social tiene por objeto profesionalizar (capacitar) a los jóvenes, para que ellos creen el mercado, para que ellos mismos creen las fuentes de producción y consumo.
La escuela primaria y secundaria deben tener por objetivo principal el aprendizaje y para los jóvenes que tienen la capacidad y motivación de seguir una carrera universitaria después de la escuela media, continuar un bachillerato en plena forma. Es decir, terminada la escuela secundaria pasar posteriormente a la profesionalización intermedia, o pasar (bachillerato) a la preparación de lo que una carrera universitaria necesita.
¿Cómo tiene que funcionar el sistema del aprendizaje? Es un sistema mixto de trabajo práctico en una empresa productiva o de servicios, una oficina, una cooperativa o empresa agropecuaria, etc. y paralelamente asistencia a clases en una escuela profesional. Por ejemplo, tres días de práctica, y dos días de escuela profesional, concentrados en el tipo de profesión que el joven persigue alcanzar. Por ejemplo, en las diferentes ramas de la construcción edilicia, conocimientos matemáticos, físicos, etc., atinentes a dicha profesión, de manera que en tres años  se formen albañiles, carpinteros, modernos herreros (que trabajen el hierro y los metales en general), electricistas, etc., con formación profesional.
Un sistema escolar que presupone la existencia de escuelas profesionales que funcionen paralelas a la formación práctica. Presupone que en los centros productivos o de servicios, a los cuales asisten los aprendices, tengan la guía de formadores profesionales expertos en sus propias ramas, lo que una vez se llamaban los “maistros”. Lo cual significa que las escuelas profesionales no solamente deben proveer los conocimientos necesarios a la profesionalización de los jóvenes, deben también proveer de conocimientos didácticos, a los que en los centros de trabajo, tienen a su cargo la formación de los aprendices.
Es tarea del Estado, del Ministerio de Educación, el Ministerio del Trabajo, del Ministerio de Salud, establecer los objetivos, criterios y normativa que regule el sistema del aprendizaje.
El lado práctico del aprendizaje profesional tendría que llevarse a cabo en las empresas privadas, industriales, comerciales, agropecuarias, talleres, al igual que en los diferentes sectores del Estado. En este sentido tiene que desarrollarse a priori un programa de apoyo e introducción de todo el sector productivo en el sistema. Por supuesto, las empresas deben tener la libertad de aplicar o no el sistema de aprendizaje.
(Sigue III: La deserción escolar)


¡El contrato social que El Salvador necesita!
III
Oh, mia patria sì bella e perduta
Oh, membranza si cara e fatale
(Giuseppe Verdi, Il Nabbuco, Coro degli schiavi)[3]

Carlos M. Lobato
La deserción escolar
Grave problema para el desarrollo humano del país es la falta de un sistema de formación profesional intermedia. En los países desarrollados esto se lleva a cabo mediante el sistema del aprendizaje. Una combinación de trabajo práctico en el mundo laboral y escuelas profesionales, que se desarrolla terminada la escuela media.
El lastre mayor del progreso nacional, es la deserción escolar, resultado de la pobreza. Ahora bien, para combatir la deserción parvularia, primaria y secundaria es necesario construir un sistema de comedores escolares. La educación camina pareja con la alimentación, y un sistema de comedores escolares es posible si en el país existe soberanía alimentaria.
Sin tomar en cuenta la calidad de la enseñanza, el otro factor que condiciona la deserción escolar es el poco sentido que tienen, desde el punto de vista del empleo, nueve años de escuela cuyo desemboque se encuentra en bachilleratos que no son bachilleratos de verdad. Profesionalmente forman prevalentemente porcentajes insuficientes (considerando los cientos de miles de jóvenes que necesitan un futuro de empleo) para los sectores administrativos, comercio y burocracia en general. ¿Y luego qué? Carreras universitarias que no llegan a la altura requerida de los profesionales que necesita el país, como tampoco  alcanza los estándares internacionales. Para los niveles de pobreza del país, es decir para la mayoría, es un itinerario imposible de alcanzar.
En aras de evitar malos entendidos, quede claro que la deficiencia no puede ser atribuida al caudal humano empeñado en todos los niveles del campo pedagógico. Lo que es más, dadas las circunstancias, si se logran algunos resultados positivos, es gracias a su esfuerzo por salir adelante, no obstante todas las dificultades. La responsabilidad de nuestro atraso recae sobre el sistema hecho y derecho a la imagen y semejanza de los intereses de la oligarquía y su esquizofrénica ambición de mantener sus privilegios, señoreando sobre un complejo social sometido a la política de la ignorancia.
En pleno colonialismo los indios no debían aprender a leer y escribir. Eran condenados a morir azotados. En los estados esclavistas de los Estados Unidos, tipo Alabama o Texas, los esclavos que aprendieran a leer y escribir eran condenados a muerte. La misma política. Ahora, el mismo objetivo se obtiene diferentemente: no se proporcionan los medios para que el pueblo alcance el nivel de educación que necesita. Tampoco el sentido de un objetivo claro que debe ser alcanzado. El resultado más evidente es la deserción escolar que significa el tener que doblegarse ante el destino infame que la clase dominante del país les reserva a los jóvenes.
Ponerle remedio a la deserción escolar significa poner en práctica, que los jóvenes a partir de los dieciocho años, o al terminar un aprendizaje, o carrera universitaria, les es obligatorio prestar servicio militar o el servicio civil obligatorio. Servicio social que parte de reglas básicas y objetivos precisos. En primer lugar, el servicio militar o el civil, tienen que ser cumplidos por todos. Hasta la fecha, por ejemplo, el servicio militar, es tarea exclusiva de los jóvenes campesinos. Sin embargo tiene que ser realizada por todos, sin dejar de lado los hijos de las familias pudientes. Excepto en casos de invalidez o incapacidad corporal o psíquica.
El servicio militar obligatorio tiene que ser una medida transitoria, que debe durar hasta cuando los objetivos de educación y estabilización del país se han logrado (¿una o dos generaciones?). Posteriormente  el servicio militar tiene que ser voluntario. El servicio civil, sin embargo debe conservarse. En el servicio civil, los jóvenes deben ocuparse de los proyectos que el país necesita, desde la reforestación hasta el saneamiento del agua, la alfabetización, la asistencia contra las catástrofes naturales, prevención contra enfermedades, tipo dengue, paludismo, etc. Para curar las enfermedades que causan el alto porcentaje de mortalidad infantil, tipo infecciones intestinales, pulmonares, desnutrición, etc., no se necesitan en primera línea médicos, ni grandes estructuras hospitalarias. Sí, personal preparado como paramédico que practique sobre todo en las zonas rurales, como ambulante o en sedes rurales fijas.
El objetivo es que hasta llegados en promedio, a los 18 años, todos los jóvenes asistan a una escuela, o  un aprendizaje para adquirir una profesión.
En la situación actual que comprende desde el analfabetismo de los niños que nunca han asistido a una escuela, hasta la deserción de la escuela primaria y secundaria la pregunta sería ¿qué hacer?
1.       Se tiene que partir de una descentralización política y fiscal del sistema estatal de manera que las alcaldías y las comunidades se ocupen “in loco” de sus escuelas. Nadie mejor que la colectividad local puede ocuparse de sus propios hijos. El Estado debe funcionar como apoyo de las situaciones locales, teniendo por objetivo la estandarización de los niveles educativos.
2.       El grave problema del analfabetismo tiene que ser enfrentado mediante las escuelas rurales y brigadas de alfabetización para los adultos, organizadas con el servicio civil.
3.       Si contra la deserción de la escuela elementar es necesario construir comedores escolares y estructuras escolares que tengan capacidad suficiente para cubrir la población infantil y en general pre-adolescente; qué pasa con los jóvenes mayores de doce o trece años, hasta los dieciocho, que no han asistido a la escuela elementar, o lo han hecho por poco tiempo, o en todo caso no han terminado la escuela primaria, o la secundaria. Aquí es necesario crear  algo completamente nuevo: lo que llamo escuelas de integración. Escuelas con programas especiales que provean los conocimientos básicos necesarios, que sirvan para complementar la  ausencia de la escuela primaria y  secundaria que le permitan a los jóvenes acceder a un aprendizaje profesional.
4.       La otra cuestión que deriva de la deserción escolar es ¿Qué pasa con los jóvenes mayores de dieciocho años que no tienen una profesión? Es en este punto que entra el servicio militar y el servicio civil. El objetivo del servicio militar no es la militarización de los jóvenes, sino enmarcarlos en una estructura social que a la par del servicio militar, puedan practicar (si lo quieren) un aprendizaje e formación profesional o una escuela de integración si es necesario.  El servicio civil es ya en sí una contribución directa al desarrollo humano del país; sin embargo, para los jóvenes sin formación profesional, esa  tiene que ofrecer la misma oportunidad de poder, si es  necesario, asistir a las escuelas y aprendizajes de formación profesional.
5.       Si la espina dorsal del desarrollo humano del país se encuentra en la profesionalización después de la escuela secundaria, o escuela media, área completamente descuidada por el poder dominante; el otro lado flaco de todo el proceso educativo salvadoreño se encuentra en el bachillerato. En gran medida, las universidades del país han tenido que asumir el papel de complemento de bachilleratos a la par de una formación profesional. Sin embargo, el rol de las universidades debería concentrarse en este segundo aspecto y no producir parches para tapar las deficiencias del bachillerato.  En este sentido se deben crear bachilleratos tres  años después de la secundaria que tengan como claro objetivo la preparación para una carrera universitaria. Esto implica a) Los bachilleratos deben someterse a control estatal b) Las carreras universitarias deben reducirse  a un máximo de cuatro o cinco años  (licenciaturas) c) Los doctorados deben ser títulos de reconocimiento por el aporte científico en los campos humanísticos o de las ciencias naturales. ch)  Los profesores del bachillerato deben tener un nivel de formación profesional universitaria. Esto significa crear una facultad universitaria de pedagogía ramificada en las distintas especialidades o reactivar con nivel universitario la escuela Normal Superior.
6.       Ahora bien, para empezar no se debe deshacer lo que con mucho esfuerzo se ha logrado construir. Se trata de ampliar y desarrollar los sistemas y estructuras positivas. Desde las universidades hasta las escuelas privadas (que en El Salvador se les denomina colegios), el Estado debe también  apoyarlas para que puedan superar sus deficiencias. Los colegios y universidades de órdenes religiosas, las jesuitas, salesianos, maristas, bautistas etc. y otras más que piensen fundar centros educativos en el país, no hacen excepción. Dada la escasez de escuelas públicas, el Estado debe proporcionar becas para los estudiantes de pocos recursos que demuestren se buenos estudiantes, de manera que pueda estudiar en buenos colegios. Presupuestariamente al Estado, y a las municipalidades, le costaría menos inversión sostener un porcentaje de becas para los buenos estudiantes, que construir las estructuras necesarias para cubrir los estudios del mismo número de niños y jóvenes. Es decir, la reforma educativa debe caminar pareja en todos los niveles.
7.       Por igual se deben apoyar económicamente las universidades privadas para que alcancen el nivel de verdaderas universidades, según los estándares internacionales. Por supuesto, la Universidad Nacional tiene prioridad y se deberían crear, o desarrollar si ya existen, las facultades que son urgentemente necesarias para el desarrollo del país; por ejemplo Biología Marina, Geología, Genética ligada a la agricultura, Ingeniería Industrial, Ingeniería Informática, Física, Astronomía, etc.
8.       Al Estado le corresponde establecer las normas que regulen el deber ser de la pedagogía en todos los niveles, en función de los objetivos de excelencia que es necesario alcanzar en los diferentes grados de profesionalización.
9.       De nuevo y a cada paso, pienso, es lógico, que la pregunta que se pondrá un o una ciudadano(a) es: suponiendo que haya una fuerza de voluntad política, y una dirigencia, que piense poner en marcha una reforma educativa en el sentido del perfil anterior ¿de dónde se va a echar mano de los recursos necesarios? Responderemos en el siguiente artículo.
(Sigue IV: Un plan de desarrollo económico)




[1] Oh, patria mia, tan bella,  perdida
  Oh, recuerdo tan querido y fatal

Giuseppe Verdi, Il Nabbuco, Coro de los esclavos
[2] Oh, patria mia, tan bella  perdida
  Oh, recuerdo tan querido y fatal

Giuseppe Verdi, Il Nabbuco, Coro de los esclavos
[3] Oh, patria mia, tan bella,  perdida
  Oh, recuerdo tan querido y fatal

Giuseppe Verdi, Il Nabbuco, Coro de los esclavos

domingo, 2 de marzo de 2014

EL PAIS QUE QUEREMOS TODOS LOS SALVADOREÑOS

Por Ricardo Cardona Alvarenga.
El País se encuentra en una crítica situación económica, con altos índices de violencia social y polarización política, lo que genera un alto grado de desintegración social.
Ante esta situación, cualquier gobierno necesitará el concurso de diversas fuerzas sociales,  actores económicos  y liderazgos políticos, para garantizar una base mínima de estabilidad que permita sentar las bases de un proceso de recuperación.
Esta realidad impone la necesidad de que las principales fuerzas políticas sean capaces de establecer un acuerdo de principios en temas sustantivos, como única forma de subsistencia que marque el rumbo del despegue para un proceso de crecimiento sostenido y bienestar incremental de la inmensa mayoría de salvadoreños.
No se trata de alianzas que fortalezcan una opción en contra de la otra, se trata de una única opción de país. No se trata ya de izquierdas y derechas, se trata de pasado frente a futuro, de realidad frente a ficción, de estancamiento frente a crecimiento y de gobernanza frente a polarización.
Ante esa realidad un grupo de ciudadanos independientes de diversos estamentos de la sociedad civil representada en el “Instituto para el Desarrollo Integral”, ofrece una propuesta temática y una  metodología de construcción de acuerdos que le permitan al país transitar hacia la estabilidad y el bienestar, definir el rumbo a seguir en los próximos años para arribar al 2021, año del bicentenario de la independencia, en condiciones favorables.
No se trata de renunciar a principios e ideologías ni a preferencias sistémicas, se trata de un pragmatismo consecuente que sobre la base de propuestas técnicas y escenarios realistas y con el concurso de todos, permitan construir un futuro  promisorio para la población durante los próximos 25 años.

Las variadas ofertas de “Un Gran Acuerdo Nacional”, un “Pacto de Estado”, un “Proyecto Unidad Nacional”, Una “Construcción Conjunta” y otras similares tienen la oportunidad de manifestar una voluntad política de acercamiento para buscar puntos de coincidencia sobre asuntos urgentes de la realidad nacional.
El Sistema de Pensiones, la seguridad ciudadana, la política monetaria y fiscal, entre otros, son temas que requieren decisiones urgentes en el corto plazo.
Otros temas relevantes como Educación, Salud, Recursos hídricos, Tecnología, Productividad y cambio climático, requerirán también decisiones trascendentes y políticas públicas de acuerdo mínimo.
No se plantean pues, en esta propuesta, soluciones únicas ni excluyentes, tampoco se ofrecen garantías  de acuerdos en todos los temas, solo se pide la voluntad política de acercamiento, diálogo y compromiso para concertar e impulsar soluciones efectivas a los grandes problemas del país.

Es un compromiso de todos.  

Las soluciones deben ser construidas entre todos en, al menos tres niveles:
1)    En el Corto Plazo:
Acuerdos políticos que den una base de estabilidad para  la discusión técnica de las propuestas que garanticen la consolidación democrática y permitan construir los niveles de confianza necesaria para avanzar.
  
2)    En el Mediano Plazo:
Concertación para el desarrollo, que permita construir una propuesta económica, con un modelo de acumulación de capital que promueva la inversión, el empleo y las condiciones mínimas requeridas para el funcionamiento de una economía social de mercado.

3)     En el Largo Plazo:
Construir una Cosmovisión consensuada  con visión de Estado, consciencia patriótica y pragmatismo realista en la construcción de un rumbo de país hacia un estado de crecimiento económico, bienestar social y libertad política para todos los salvadoreños.

Durante los últimos días hemos escuchado con agrado diversas propuestas más o menos coincidentes y lo que es aún más importante, manifestaciones de interés de parte de las autoridades políticas de las dos fuerzas en contienda. Ante esa realidad lo que falta para impulsar un acercamiento eficaz y positivo son dos condiciones básicas las cuales pueden ser garantizados por El Instituto para el Desarrollo Integral (INDI)
1)    Confianza: Que se debe garantizar por la participación mediadora de organizaciones y personas no comprometidas con grupos, partidos o sectores específicos y con trayectoria de independencia política.


2)    Método: una metodología de concertación social que facilite el avance en la obtención de acuerdos y compromisos, a fin de evitar el fracaso de la iniciativa, como suele suceder en muchos casos.