Carlos M. Lobato
I
Oh,
mia patria sì bella e perduta
Oh,
membranza si cara e fatale
(Giuseppe
Verdi, Il Nabbuco, Coro degli schiavi)
Introducción
Las reflexiones a continuación mencionadas son solamente un perfil, sin
entrar en detalles, de los graves problemas que afectan al país, y una
propuesta de cómo buscarles a las mismas, una solución: trazar el perfil
imaginario de lo que en ciencias políticas se llama un “contrato social”. Un objetivo, del cual estoy consciente, poco o
nada se va a realizar. Para definir el contrato social que el país necesita,
tengo que partir de los graves problemas que afectan a la mayoría del pueblo
salvadoreño. Conjunto de hechos de injusticia y subdesarrollo que de alguna manera son tomados en cuenta por
todos los partidos políticos. Para luego contraponerle un listado de buenas
intenciones. Tipo: “hay que promover el
empleo” o “prioridad a la seguridad ciudadana” y otras por el mismo estilo.
Santa gracia, la cuestión reside en el qué hacer para resolver dichos
problemas. Le tienen que decir a cada ciudadano como piensan hacerlo. Sobre el
cómo y el qué hacer se puede emitir un juicio. Las buenas intenciones son
siempre loables, mas son demagogia de quinta categoría si no se acompañan de un
“cómo llevarlas a cabo”. Peor todavía, si se deja en lo oscuro la problemática
real del país.
El qué hacer, es lo que se debería hacer para resolver las intrincadas
causas y problemas de la injusticia nacional, y ello es el contenido del contrato
social. El qué hacer sería responder con hechos, morales, políticos y
económicos, a lo que los salvadoreños necesitan. Lo cual no va a suceder,
porque cualquier fuerza (política, económica, religiosa, cultural, histórica,
etc.) que tenga voz en capítulo, cualquier gobierno que se conforme encontrará
en su seno, al igual que en el área del poder político, económico y
proto-cultural, en el sistema institucional, en el parcialmente obsoleto
sistema jurídico, en la sempiterna herencia de la mentalidad colonial, en los
intereses de grupo y de clase: en todo ellos, barreras infranqueables que
impiden cualquier intento de progreso racional.
Sintetizando, “el qué hacer” en su conjunto podemos definirlo como el
contenido de “El contrato social que El Salvador necesita.” Objetivo que no
parece estar en el horizonte de las fuerzas políticas actualmente existentes.
Las causas de la pobreza y la injusticia hereditaria actualmente se
presentan de la siguiente forma: 1) Falta de seguridad ciudadana y de orden público
2) Economía y Finanzas que sólo favorece a la neo-oligarquía, y en el otro
extremo, para el pueblo, extrema pobreza en general 3) Salud y sistema
hospitalario insuficiente 4) Sistema educativo extraño a las necesidades del
país, pedagogía social inexistente y protección de la familia abandonada a las
corrientes destructivas de la pobreza 5) El sistema de derecho positivo en
cuestiones fundamentales obsoleto y la laicidad del Estado condicionado por el
fundamentalismo de sectas católicas (tipo Opus Dei) que esperamos el papa Francisco
las ponga a raya. 6) Relaciones internacionales primitivas, incapaces de
desarrollar una estrategia diplomática favorable a la situación del país. 7)
Una mentalidad de sub-cultura colonial, marca de fábrica de la vieja y de la nueva
oligarquía, con la cual corrompen todos los espacios del pensamiento patrio.
1-Por seguridad ciudadana entendemos ponerle paro al negocio mortal de
la violencia que aflige a todos los salvadoreños. El crimen organizado, es un
negocio que favorece a las grandes empresas y además de ser un fuerte factor de
corrupción, frena la actividad productiva pequeña y mediana, espina dorsal del
crecimiento económico, en general la lucha por la supervivencia de la población
activa.
El orden público atañe sobre todo a la corrupción y a la falta de justicia
de las instituciones estatales. La falta de un ambiente social-nacional que
permita que el desenvolvimiento cotidiano de la vida se desarrolle en paz,
creativa y solidaria. El pueblo, no sólo las empresas, necesitan urgentemente
de un ambiente de confianza.
2-El problema económico, sin mayor análisis se entiende que toca el
grave problema del crecimiento, el desempleo masivo y la soberanía alimentaria.
Cuestiones de fondo son el empleo, las vías de comunicación hacia el Norte,
Sur, Atlántico y el Pacífico, el suministro energético, del agua en general y
del agua potable en particular.
La cuestión financiera toca quitarse de encima la imbecilidad de la dolarización,
el latrocinio bancario, el lavado de dinero mal habido, el sistema legal que
debe regular las finanzas, la normativa fiscal del sistema impositivo y los
empréstitos internacionales.
3-La salud de los ciudadanos significa resolver el problema de la
mortalidad infantil, las enfermedades endémicas, y el hecho de que no todos los
salvadoreños se benefician del Seguro Social. Vacunar el sistema del Seguro
Social contra las privatizaciones. Potenciar la medicina preventiva. La mayor
parte de los médicos quieren ayudar al país: los frenos son presupuestarios e
institucionales. En fin, un sistema de salud que comprenda a todos los
ciudadanos.
4-El sistema educativo del país refleja la brutal política de la ignorancia
disfrazada de sistema educativo que la oligarquía vieja y nueva han construido
sobre la piel de la pobreza. La fuerza intelectual magisterial toma muy a pecho
la educación; pero no puede hacer mucho, porque el sistema colonial no tiene un
objetivo racional. El sistema educativo no tiene objetivos claros. No toma en
cuenta la realidad del país que no se basa en los que asisten o pueden asistir
a la escuela o a los colegios como se llaman las escuelas privadas y olvidan el
grave problema de la deserción escolástica que reproduce la pobreza, la cual a
su vez multiplica la deserción de la escuela. Un perfecto círculo diabólico
creado por la oligarquía.
En problema semejante se encuentran los que asisten. La escuela media
(secundaria) no tiene sentido para los miles de jóvenes que deberían del
sistema alcanzar un nivel de profesionalización real después de la secundaria. Ningún
país avanzado, ninguno, tiene su sistema organizado, en el sentido de que
encuentra su finalidad (movilidad social) solamente en la Universidad. Por otro
lado las universidades privadas, son muy deficientes, unas en mayor grado que
otras; y la Universidad Nacional tampoco funciona como se debe. No sólo por
falta de recursos y apoyo, sino por falta de un concepto claro de los objetivos
de una Universidad. Todo esto hay que cambiarlo. Pero no se va a hacer.
Independientemente de los anterior va de por sí que la alfabetización y
una obligatoriedad mínima escolar tiene que ser coherentemente puesta en
marcha. Hay que arrancar de raíces la reforma educativa del 1968 y los
sucesivos parches de las décadas del ochenta, noventa y el dos mil; pero sin
volver a la que existía anteriormente, sino estructurar una que responda a las
necesidades ciudadanas. La fuerza viva del crecimiento económico, ético y
cultural de un país son las profesiones técnicas intermedias.
Pedagogía social significa promover mediante la cultura, los principios
de la convivencia social y solidaridad. Sostener presupuestariamente el
desarrollo cultural. En El Salvador existe un excelente “banco” de fuerzas
pensantes, intelectuales, que han sido siempre puestos de lado por las viejas y
nuevas oligarquías, por las fuerzas políticas tanto de derecha como de
izquierda. Tanto para recordar cuan profunda sea la mentalidad colonial,
anti-intelectual, que está viva en griegos y troyanos.
El principal sostén de los hijos en El Salvador son las madres solas: otro
ejemplo de la mentalidad colonial, el machismo que castiga a la familia y a la
infancia. Sistema apoyado por las oligarquías de siempre que se llena la boca
hablando de familia, pero nunca ha movido un dedo para ayudarla.
5-La partidocracia, el conflicto entre los poderes del Estado, el
imperialismo ideológico de una secta católica que ha influenciado al Estado
para que imponga leyes que criminalicen sobre todo a las mujeres desamparadas,
son muestras de la fallas del sistema de derecho positivo y de la debilidad del
Estado laico, que se extiende a una serie de leyes obsoletas de los códigos, residuos
de la edad media, principalmente en los códigos procesal penal y penal. Desde
la Constitución hasta los códigos son impelentes urgentes reformas. Pero
griegos y troyanos, derechas e izquierdas, más que interesados en “enderezar
(poner derecho) lo torcido”, están interesados, con diferentes objetivos, en
reforzar la partidocracia.
6-En las relaciones internacionales falta un objetivo y programa
coherente que favorezca la soberanía del país y promueva un sostén adecuado de
los objetivos y proyectos nacionales. Una mejor posición en las relaciones
internacionales, políticas y económicas, se obtiene si se toma conciencia que
el punto de partida es contar con los propios medios, capacidades y fuerzas
actuales. Es necesario reactivar el proceso de Unidad Centroamericana. Menos
pláticas, y construir una red de vías de comunicación por toda Centroamérica.
La fuerza política que tome el control del ejecutivo, al problema del
desempleo igual que a los otros graves problemas del país, no le va a encontrar
una solución adecuada, porque todas las causas y efectos que hunden al país en
el subdesarrollo y la pobreza están estrechamente ligadas entre sí. La
violencia, el crimen organizado, el desempleo, las actuales estructuras
económicas dominantes que prioritariamente (finanzas y otros servicios) no
producen riqueza, como pretenden algunos ingenuos, sino dinero. El dinero no es
riqueza real, sino medida virtual-simbólica que refleja el tiempo de trabajo
social. En nuestro caso, los millares de horas de trabajo de los salvadoreños,
principalmente en los Estados Unidos, cuyo valor se realiza en el consumo
nacional de bienes importados. Ese tiempo de trabajo ha producido riqueza en
los Estados Unidos, mas no en El Salvador.
En fin de cuentas, el sistema
educativo, la pobreza que acompaña la falta de producción de riqueza, la
violencia como negocio, etc.; son fenómenos de la problemática nacional que no
pueden resolverse aisladamente, sin haber tratado simultáneamente los otros
nudos del mosaico de injusticia patria.
a)
El qué hacer de las soluciones
implica la unificación mayoritaria, de las fuerzas políticas democráticas, del
Estado, de la Sociedad Civil, la responsabilidad de cada ciudadano. Todo lo
cual no puede lograrse sin un eficiente liderazgo político, al cual,
democráticamente se le otorgue la confianza ciudadana, porque en mano tienen un
claro qué hacer programático de sacrificios y ventajas, que ponen en marcha medidas
resolutivas de la tragedia nacional. Lo cual hoy como hoy no se da por ningún
lado. Sí, mucha fiesta y mucho blablá. Mucha demagogia y mucho populismo.
b)
Hasta hoy día no existe un
liderazgo político (no hablo de una persona, sino de una fuerza política
dirigente debidamente representada por personas, en todos los niveles de la
sociedad) capaz de hacerle frente a los problemas del país.
c)
Respecto al principal partido de
derecha, ARENA, baste echarle un vistazo a su “obra” durante los 20 y pico de años que mantuvo el monopolio del
poder. Desde la incapacidad de resolver la erupción de la violencia pos
tratados de Chapultepec, su incapacidad de reactivar la economía, el
aprovecharse a manos llenas de la diáspora de los salvadoreños, sostenido las
vergonzosas tasas de desempleo, fuente de sus vampíricas especulaciones
bancarias mediante las remesas, el abandono del campo, su incapacidad de
reactivar una agricultura eficiente, su indiferencia de cara al problema
urgente de la autonomía y soberanía alimentaria, hasta el caos de los
transportes públicos metropolitanos, pasando por una marea de corrupción,
latrocinio y dolarización. En medio de todo ello, su única coherencia y objetivo
ha sido el de sostener los intereses de los ricos.
Si además
del estrecho círculo de los pudientes, obtuvo del soberano pueblo salvadoreño
suficientes votos para que se apoderase del Ejecutivo, ello ha sido el
resultado del miedo ante la izquierda, del cual padecen amplias fajas de la
población. Temor en gran parte irracional, en parte consecuencia de los errores
cometidos por la izquierda durante la guerra civil y durante su ejercicio en la
Asamblea de Diputados. Los votos que recoge Arena son votos ideológicos, y no
programáticos o en favor de una persona. Son los votos del miedo y la
demagogia.
d)
Lo mismo vale para el ex-presidente
Saca. Si se toman como muestra sus años de gobierno, no hay mucho de positivo,
y sí, mucha corrupción y mal gobierno. Saca representa los intereses de un
nuevo sector de ricos provenientes de las inmigraciones del Medio Oriente, en
competencia con los ricos de descendencia hispánica, de Europa Oriental y
menjurjes europeos varios, apoyados por la secta elitista de la iglesia
católica, el Opus Dei. Saca sabía que tenía pocas posibilidades de obtener un
segundo mandato presidencial. Por lo tanto su táctica ha consistido en obtener
un número significativo de votos, que le sirvan para negociar el apoyo de su
grupo político, a cambio de ventajas políticas y económicas para su grupo o sus
intereses personales. Que el vencedor llegue a ser de derecha o de izquierda no
le importa mucho. Es lo que se llama “realismo (oportunismo) político”.
e)
La principal fuerza política de la
izquierda es el FMLN. El análisis y perspectiva políticas de dicha fuerza es
bastante complejo, en primer lugar porque los sectores socialmente débiles,
pobres y más necesitados de la sociedad salvadoreña, fijan sus esperanzas en dicho
partido. Por otro lado, su papel al lado, marginado, en el gobierno Funes, es
decepcionante. Marcado de tacticismo que ha rayado muchas veces en oportunismo
y nepotismo político. Peor todavía, en sostenedor fundamentalista de la
partidocracia. Caminando siempre sobre los carriles de no “tocar los problemas
estructurales” para no molestar a la derecha. Por supuesto, polémica sí, mas
nunca nada concreto sobre cómo echar a la basura la criminal política de la
dolarización, o enfrentar a las raíces el problema de la educación y abrirle
las puertas a la representación política directa a un pueblo sin bozal
partidario
f)
Ahora bien, la primera objeción que
espontáneamente podría hacérsele a las posibles soluciones de los problemas
anteriormente mencionados sería: ¡no tenemos suficientes recursos! Falso, El
Salvador cuenta con una gran riqueza de recursos, y es la inteligencia,
capacidad, coraje, espíritu de sacrificio y fuerza del pueblo salvadoreño, al cual las oligarquías viejas y nuevas,
nunca le han dado la oportunidad. Por supuesto, “El qué hacer” también implica
paralela una estrategia de acopio de recursos. Sobre éste punto expresaremos
nuestra opinión en los próximos artículos. Porque éste es el primero de una
media docena en el cual tocaremos los contenidos del Contrato Social que los
salvadoreños necesitamos.
(Sigue
II: La reforma educativa)
¡El contrato
social que El Salvador necesita!
Carlos M. Lobato
II
Oh, mia patria sì bella e
perduta
Oh, membranza si cara e fatale
(Giuseppe Verdi, Il Nabbuco,
Coro degli schiavi)
La
reforma educativa
El Fundamento
sobre el cual se debería construir el progreso del país es un sistema
educativo, el cual no debe entenderse limitado al sistema escolar tradicional,
sino extendido a todo el complejo humano de la república. Para ello es necesario
tener claro cuál es el objetivo, y que eso al mismo tiempo depende y afecta a
todo el sistema funcional del país. Tal cómo se debería hacer tendría efecto
directo sobre el orden público, la economía, finanzas, empleo, autosuficiencia
alimentaria, salud y en general progreso.
Para
explicar mi opinión expongo en primer lugar los presupuestos que la
condicionan.
1)
En primer lugar el país vive una
circunstancia de posguerra endémica: 1993-2014. En el 1993-1995 se habló mucho
de transición, pero casi nada de posguerra civil, y mucho menos se puso en
marcha un programa que sanase las heridas del conflicto y sus efectos: en
primer lugar un pueblo con una mayoría de población contando menos de 22 años,
sin profesión, sin medios, sin oportunidades y sin dirección. Es decir la
transición ha existido solamente del diente al labio en el populismo
demagógico.
La
izquierda pensó que el pueblo la recibiría con los brazos abiertos, y contando
con su apoyo iría en línea directa al control del ejecutivo, desde el cual
repararía los daños de quinientos años de sistema colonial. El resultado fue la
gran desilusión que tampoco provocó una reflexión sobre cómo la derecha, poco
inteligente, pero astuta como siempre, actuó con el único objetivo de
aprovecharse de la situación para acumular más dinero y lanzar, viento en popa,
la política de la corrupción. Los jóvenes, la verdadera fuerza del país, ya que
el suelo patrio no les ofrecía perspectiva alguna, pensaron solamente en cruzar
las fronteras y buscar fortuna en los EUA, o a dónde fuese y se pudiese. Situación
que la gran depresión que ataca al pueblo estadounidense (no a los superricos
que ahora son más ricos que nunca) ha también restringido la paleta de
oportunidades para los jóvenes salvadoreños.
En
veinte años la situación ha cambiado; porque ha empeorado. Ahora, a la crisis
nacional dolarizada; amputada de una política monetaria soberana, se suma la
crisis mundial creada por los bancos y las finanzas.
2)
Esta posguerra endémica que
vivimos es una situación excepcional, fuera de lo normal. El “Qué hacer” tiene
por objetivo alcanzar la normalidad, un sistema de convivencia con problemas
“normales”, sin poder de crímenes organizados, sin el poder de la corrupción,
con instituciones a las cuales se les puede otorgar la confianza de la buena
gestión y justicia, etc. En este sentido, los proyectos del “qué hacer” tendrían
que proceder teniendo en mente medidas transitorias, urgentes, de mediano y de
largo plazo.
3)
Conditio sine qua non para que los proyectos, cualquier proyecto de
desarrollo y justicia se pueda llevar a cabo en el país, consiste en recuperar
la soberanía monetaria. Desdolarizar al país es una cuestión de supervivencia
pura. Solo la codicia de una neo-oligarquía económicamente medio analfabeta y
un presidente ladrón con síndrome de Asperger, como Flores, pudieron realizar
sin escrúpulos, una medida tan nefasta para la economía nacional. Naturalmente
excelente para los ricos que acumulan capital en dólares y luego lo invierten
en bolsas en el extranjero y están siempre listos para huir con el botín que
les ha producido el pauperismo del país.
4)
Lo que se presenta como misión
imposible para realizar una reforma educativa que tenga sentido para los
salvadoreños consiste en que se tiene que contar con la participación activa de
las instituciones del Estado, de las ONG, del ministerio de educación, sobre
todo con la estructura productiva del país, la parte de la iglesia empeñada en
la educación y el ejército.
Objetivo de la reforma educativa
La
reforma educativa debe tener un objetivo claro, preciso y responder a lo que
históricamente el pueblo necesita. En caso contrario se vuelve a las “reformas”
de ARENA, bajo la pantalla de señoras de múltiples apellidos, que confundieron
la educación con construir algunos locales, para justificar la ayuda exterior,
o al silencio reformista de la presidencia Funes.
Objetivo de la reforma educativa es lograr que cada
ciudadano al llegar, en promedio a los dieciocho años, haya alcanzado un grado
de autosuficiencia de juicio, práctico y espiritual suficiente, concretizado en
una formación profesional. Dicho de otra manera, en un promedio de tres años después de la
escuela media (secundaria), pueda haber logrado dotarse de una calificación
profesional. Alternativo queda el bachillerato para los jóvenes que quieran
seguir una carrera universitaria.
Presuponemos
seis años de escuela primaria y tres de escuela media. En promedio terminar la
escuela media con 16 años.
Es
decir, terminada la escuela media, un joven pueda acceder a un sistema de
formación técnico profesional organizado en un sistema de aprendizaje de la
duración promedio de tres años. En este sentido, los jóvenes, al llegar en
promedio a los 18-19 años hayan alcanzado un nivel técnico profesional. El
concepto de técnico no se circunscribe a las profesiones que contribuyen a la
producción de bienes materiales y servicios, también comprende sectores
humanísticos, por ejemplo, paramédicos o asistentes sociales.
Para la
parte de los jóvenes que desean seguir una carrera universitaria, construir un
bachillerato –separado de la formación profesional- que esté a la altura de
verdaderos estudios universitarios. Las actuales universidades tienen estudios
para diplomas que, aparte de realizarse predominantemente como teoría en
idioma, matemáticas, física, química, biología, historia, etc., están muy
debajo de los niveles internacionales,
por ejemplo de los establecidos en Europa mediante el tratado de Boloña.
En
general las carreras universitarias en los países desarrollados son más cortas
que en El Salvador, porque no tienen ocuparse de los conocimientos
fundamentales que deben ser adquiridos en el bachillerato. No sólo las carreras
son más cortas, la función plena de las universidades se desarrolla en la
investigación científica. La formación profesional es sólo un parte de la
función universitaria.
La
reforma educativa para que sea efectiva debe abarcar el estamento poblacional
de una generación; es decir, entre el primer día de vida y los 25 años. En este
sentido, en la edad pre-escolar, en promedio hasta los siete años, la reforma
debe comprender el apoyo a las familias, asilos nidos y jardines infantiles.
Solamente
esta parte del proyecto reformista implicaría la necesidad de grandes recursos
económicos, humanos y administrativos. Sobre los recursos económicos y
financieros en general, como dicho en la introducción, hablaremos en el
siguiente artículo (IV). Recursos humanos el país los posee en grado
suficiente. Se trata sólo de utilizarlos.
Desde
el punto de vista administrativo, es imprescindible la descentralización
político-administrativa y fiscal del Estado: mayor responsabilidad a las
alcaldías y gobernaciones departamentales. La reforma educativa marcha paralela
a una reforma político-administrativa. En el siglo XIX, Gerardo Barrios
estableció la reforma educativa de la época: descentralizada. La creación y
funcionamiento de la mayor parte de las escuelas estaba en manos de las
alcaldías. Se ve que siglos atrás se pensaba mejor que ahora.
Desde
el punto de vista escolar la reforma educativa en El Salvador, un país en el
cual la casi mitad de la población, ahora como ahora, no supera los 25 años, es
lograr que los jóvenes alcancen autosuficiencia
técnico-profesional, cuando cumplan un promedio de edad entre los 18 y veinte
años.
Todos
los países de mayor desarrollo humano que conozco, Estados Unidos, Alemania,
Inglaterra, Japón, China continental, entre los principales, su fuerza
espiritual y material de crecimiento está sostenida por una mayoría de
formación profesional intermedia que se desarrolla después de la escuela
secundaria o escuela media. Los Estados Unidos están perdiendo dicha fuerza a
causa del acelerado proceso de desigualdad social que multiplica el destaque
entre su oligarquía (1% y sobre todo el 1% del 1%) y los millones de ciudadanos
que entran en el recinto de la pobreza. Todo por obra y gracia de la hegemonía
alcanzada por su sistema financiero-bancario.
La
hegemonía de las finanzas, globalmente ha logrado que 85 individuos tengan
tanto dinero como lo tienen juntos (50%) tres mil millones y medio de
habitantes del planeta.
En
nuestro caso, dado que padecemos ultradesigualdad aguda, autosuficiencia es lo
que el pueblo salvadoreño espontáneamente han estado haciendo desde hace
siglos: “arreglárselas para vivir”, de cara a una vieja y nueva oligarquía
acaparolotodo y que no deja nada fuera
de su ambicioso egoísmo, su racismo y su psicopatía social.
La
reforma educativa tendría el sentido de proveer al pueblo del conocimiento (el
know how) y con-ciencia que necesita para poder realizarlo en forma plena y
productiva.
En El
Salvador, la pedagogía de la formación técnica, el aprendizaje profesional,
aparte algunos institutos, ha sido en forma espontánea, sin organización, limitada
a pocas profesiones, por ejemplo en los talleres mecánicos. En general un
camino Inhibido por el obtuso pensamiento
e incapacidad del poder que nunca
se desarrolló en la forma que se hubiera necesitado. También ha sido inhibida
por un mal entendido del derecho laboral y un “descuido” del sistema educativo.
Las
profesiones intermedias no se han desarrollado en el país, porque el sistema de
adquirirlas ha sido muy limitado, casi inexistente. Resultado de la manera de
entender el país que tienen los ricos. La movilidad social se ha concentrado en
un nivel universitario raquítico.
El
sistema educativo del aprendizaje profesional, presupone el itinerario escolar
desde la primaria hasta la secundaria. Trataremos este tema, después de exponer
la forma posible del sistema del aprendizaje; porque con todos sus límites, la
estructura escolástica ya existe, se trata de mejorarla y ampliarla. El sistema
de la formación profesional mediante el aprendizaje no existe, se trata de
crearlo.
Para
las empresas de servicios, con los bachilleratos comerciales, en parte (bastante
incompleta) se ha respondido a la demanda de fuerza trabajo destinada a dichos
sectores. Considerando las necesidades patrias de educación, un resultado
efímero de la nefasta reforma educativa del 1968, que tenía en mente
proporcionarle fuerza de trabajo al mercado laboral. Concepto que sacrificó
generaciones en función de un mercado laboral raquítico. La reforma educativa
del contrato social tiene por objeto profesionalizar (capacitar) a los jóvenes,
para que ellos creen el mercado, para que ellos mismos creen las fuentes de
producción y consumo.
La
escuela primaria y secundaria deben tener por objetivo principal el aprendizaje
y para los jóvenes que tienen la capacidad y motivación de seguir una carrera
universitaria después de la escuela media, continuar un bachillerato en plena
forma. Es decir, terminada la escuela secundaria pasar posteriormente a la
profesionalización intermedia, o pasar (bachillerato) a la preparación de lo que
una carrera universitaria necesita.
¿Cómo
tiene que funcionar el sistema del aprendizaje? Es un sistema mixto de trabajo
práctico en una empresa productiva o de servicios, una oficina, una cooperativa
o empresa agropecuaria, etc. y paralelamente asistencia a clases en una escuela
profesional. Por ejemplo, tres días de práctica, y dos días de escuela profesional,
concentrados en el tipo de profesión que el joven persigue alcanzar. Por
ejemplo, en las diferentes ramas de la construcción edilicia, conocimientos
matemáticos, físicos, etc., atinentes a dicha profesión, de manera que en tres
años se formen albañiles, carpinteros, modernos
herreros (que trabajen el hierro y los metales en general), electricistas,
etc., con formación profesional.
Un
sistema escolar que presupone la existencia de escuelas profesionales que
funcionen paralelas a la formación práctica. Presupone que en los centros
productivos o de servicios, a los cuales asisten los aprendices, tengan la guía
de formadores profesionales expertos en sus propias ramas, lo que una vez se
llamaban los “maistros”. Lo cual significa que las escuelas profesionales no
solamente deben proveer los conocimientos necesarios a la profesionalización de
los jóvenes, deben también proveer de conocimientos didácticos, a los que en
los centros de trabajo, tienen a su cargo la formación de los aprendices.
Es
tarea del Estado, del Ministerio de Educación, el Ministerio del Trabajo, del
Ministerio de Salud, establecer los objetivos, criterios y normativa que regule
el sistema del aprendizaje.
El lado
práctico del aprendizaje profesional tendría que llevarse a cabo en las
empresas privadas, industriales, comerciales, agropecuarias, talleres, al igual
que en los diferentes sectores del Estado. En este sentido tiene que
desarrollarse a priori un programa de apoyo e introducción de todo el sector
productivo en el sistema. Por supuesto, las empresas deben tener la libertad de
aplicar o no el sistema de aprendizaje.
(Sigue
III: La deserción escolar)
¡El
contrato social que El Salvador necesita!
III
Oh, mia patria sì bella e
perduta
Oh, membranza si cara e fatale
(Giuseppe Verdi, Il Nabbuco,
Coro degli schiavi)
Carlos
M. Lobato
La
deserción escolar
Grave
problema para el desarrollo humano del país es la falta de un sistema de
formación profesional intermedia. En los países desarrollados esto se lleva a
cabo mediante el sistema del aprendizaje. Una combinación de trabajo práctico
en el mundo laboral y escuelas profesionales, que se desarrolla terminada la
escuela media.
El
lastre mayor del progreso nacional, es la deserción escolar, resultado de la
pobreza. Ahora bien, para combatir la deserción parvularia, primaria y secundaria
es necesario construir un sistema de comedores escolares. La educación camina
pareja con la alimentación, y un sistema de comedores escolares es posible si
en el país existe soberanía alimentaria.
Sin
tomar en cuenta la calidad de la enseñanza, el otro factor que condiciona la
deserción escolar es el poco sentido que tienen, desde el punto de vista del
empleo, nueve años de escuela cuyo desemboque se encuentra en bachilleratos que
no son bachilleratos de verdad. Profesionalmente forman prevalentemente
porcentajes insuficientes (considerando los cientos de miles de jóvenes que
necesitan un futuro de empleo) para los sectores administrativos, comercio y
burocracia en general. ¿Y luego qué? Carreras universitarias que no llegan a la
altura requerida de los profesionales que necesita el país, como tampoco alcanza los estándares internacionales. Para
los niveles de pobreza del país, es decir para la mayoría, es un itinerario
imposible de alcanzar.
En aras
de evitar malos entendidos, quede claro que la deficiencia no puede ser
atribuida al caudal humano empeñado en todos los niveles del campo pedagógico.
Lo que es más, dadas las circunstancias, si se logran algunos resultados
positivos, es gracias a su esfuerzo por salir adelante, no obstante todas las
dificultades. La responsabilidad de nuestro atraso recae sobre el sistema hecho
y derecho a la imagen y semejanza de los intereses de la oligarquía y su
esquizofrénica ambición de mantener sus privilegios, señoreando sobre un
complejo social sometido a la política de la ignorancia.
En
pleno colonialismo los indios no debían aprender a leer y escribir. Eran
condenados a morir azotados. En los estados esclavistas de los Estados Unidos,
tipo Alabama o Texas, los esclavos que aprendieran a leer y escribir eran
condenados a muerte. La misma política. Ahora, el mismo objetivo se obtiene
diferentemente: no se proporcionan los medios para que el pueblo alcance el
nivel de educación que necesita. Tampoco el sentido de un objetivo claro que
debe ser alcanzado. El resultado más evidente es la deserción escolar que
significa el tener que doblegarse ante el destino infame que la clase dominante
del país les reserva a los jóvenes.
Ponerle
remedio a la deserción escolar significa poner en práctica, que los jóvenes a
partir de los dieciocho años, o al terminar un aprendizaje, o carrera
universitaria, les es obligatorio prestar servicio militar o el servicio civil
obligatorio. Servicio social que parte de reglas básicas y objetivos precisos.
En primer lugar, el servicio militar o el civil, tienen que ser cumplidos por
todos. Hasta la fecha, por ejemplo, el servicio militar, es tarea exclusiva de
los jóvenes campesinos. Sin embargo tiene que ser realizada por todos, sin
dejar de lado los hijos de las familias pudientes. Excepto en casos de
invalidez o incapacidad corporal o psíquica.
El
servicio militar obligatorio tiene que ser una medida transitoria, que debe
durar hasta cuando los objetivos de educación y estabilización del país se han
logrado (¿una o dos generaciones?). Posteriormente el servicio militar tiene que ser voluntario.
El servicio civil, sin embargo debe conservarse. En el servicio civil, los
jóvenes deben ocuparse de los proyectos que el país necesita, desde la
reforestación hasta el saneamiento del agua, la alfabetización, la asistencia
contra las catástrofes naturales, prevención contra enfermedades, tipo dengue,
paludismo, etc. Para curar las enfermedades que causan el alto porcentaje de
mortalidad infantil, tipo infecciones intestinales, pulmonares, desnutrición,
etc., no se necesitan en primera línea médicos, ni grandes estructuras
hospitalarias. Sí, personal preparado como paramédico que practique sobre todo
en las zonas rurales, como ambulante o en sedes rurales fijas.
El
objetivo es que hasta llegados en promedio, a los 18 años, todos los jóvenes
asistan a una escuela, o un aprendizaje
para adquirir una profesión.
En la
situación actual que comprende desde el analfabetismo de los niños que nunca
han asistido a una escuela, hasta la deserción de la escuela primaria y
secundaria la pregunta sería ¿qué hacer?
1.
Se tiene que partir de una
descentralización política y fiscal del sistema estatal de manera que las
alcaldías y las comunidades se ocupen “in loco” de sus escuelas. Nadie mejor
que la colectividad local puede ocuparse de sus propios hijos. El Estado debe
funcionar como apoyo de las situaciones locales, teniendo por objetivo la
estandarización de los niveles educativos.
2.
El grave problema del
analfabetismo tiene que ser enfrentado mediante las escuelas rurales y brigadas
de alfabetización para los adultos, organizadas con el servicio civil.
3.
Si contra la deserción de la
escuela elementar es necesario construir comedores escolares y estructuras
escolares que tengan capacidad suficiente para cubrir la población infantil y
en general pre-adolescente; qué pasa con los jóvenes mayores de doce o trece
años, hasta los dieciocho, que no han asistido a la escuela elementar, o lo han
hecho por poco tiempo, o en todo caso no han terminado la escuela primaria, o
la secundaria. Aquí es necesario crear
algo completamente nuevo: lo que llamo escuelas de integración. Escuelas
con programas especiales que provean los conocimientos básicos necesarios, que
sirvan para complementar la ausencia de
la escuela primaria y secundaria que le
permitan a los jóvenes acceder a un aprendizaje profesional.
4.
La otra cuestión que deriva de la
deserción escolar es ¿Qué pasa con los jóvenes mayores de dieciocho años que no
tienen una profesión? Es en este punto que entra el servicio militar y el
servicio civil. El objetivo del servicio militar no es la militarización de los
jóvenes, sino enmarcarlos en una estructura social que a la par del servicio
militar, puedan practicar (si lo quieren) un aprendizaje e formación
profesional o una escuela de integración si es necesario. El servicio civil es ya en sí una
contribución directa al desarrollo humano del país; sin embargo, para los
jóvenes sin formación profesional, esa tiene que ofrecer la misma oportunidad de
poder, si es necesario, asistir a las
escuelas y aprendizajes de formación profesional.
5.
Si la espina dorsal del desarrollo
humano del país se encuentra en la profesionalización después de la escuela
secundaria, o escuela media, área completamente descuidada por el poder
dominante; el otro lado flaco de todo el proceso educativo salvadoreño se
encuentra en el bachillerato. En gran medida, las universidades del país han
tenido que asumir el papel de complemento de bachilleratos a la par de una
formación profesional. Sin embargo, el rol de las universidades debería
concentrarse en este segundo aspecto y no producir parches para tapar las
deficiencias del bachillerato. En este
sentido se deben crear bachilleratos tres
años después de la secundaria que tengan como claro objetivo la
preparación para una carrera universitaria. Esto implica a) Los bachilleratos
deben someterse a control estatal b) Las carreras universitarias deben
reducirse a un máximo de cuatro o cinco
años (licenciaturas) c) Los doctorados
deben ser títulos de reconocimiento por el aporte científico en los campos
humanísticos o de las ciencias naturales. ch) Los profesores del bachillerato deben tener un
nivel de formación profesional universitaria. Esto significa crear una facultad
universitaria de pedagogía ramificada en las distintas especialidades o
reactivar con nivel universitario la escuela Normal Superior.
6.
Ahora bien, para empezar no se
debe deshacer lo que con mucho esfuerzo se ha logrado construir. Se trata de
ampliar y desarrollar los sistemas y estructuras positivas. Desde las
universidades hasta las escuelas privadas (que en El Salvador se les denomina
colegios), el Estado debe también apoyarlas para que puedan superar sus
deficiencias. Los colegios y universidades de órdenes religiosas, las jesuitas,
salesianos, maristas, bautistas etc. y otras más que piensen fundar centros
educativos en el país, no hacen excepción. Dada la escasez de escuelas
públicas, el Estado debe proporcionar becas para los estudiantes de pocos
recursos que demuestren se buenos estudiantes, de manera que pueda estudiar en
buenos colegios. Presupuestariamente al Estado, y a las municipalidades, le
costaría menos inversión sostener un porcentaje de becas para los buenos
estudiantes, que construir las estructuras necesarias para cubrir los estudios
del mismo número de niños y jóvenes. Es decir, la reforma educativa debe
caminar pareja en todos los niveles.
7.
Por igual se deben apoyar
económicamente las universidades privadas para que alcancen el nivel de
verdaderas universidades, según los estándares internacionales. Por supuesto,
la Universidad Nacional tiene prioridad y se deberían crear, o desarrollar si
ya existen, las facultades que son urgentemente necesarias para el desarrollo
del país; por ejemplo Biología Marina, Geología, Genética ligada a la
agricultura, Ingeniería Industrial, Ingeniería Informática, Física, Astronomía,
etc.
8.
Al Estado le corresponde
establecer las normas que regulen el deber ser de la pedagogía en todos los
niveles, en función de los objetivos de excelencia que es necesario alcanzar en
los diferentes grados de profesionalización.
9.
De nuevo y a cada paso, pienso, es
lógico, que la pregunta que se pondrá un o una ciudadano(a) es: suponiendo que
haya una fuerza de voluntad política, y una dirigencia, que piense poner en
marcha una reforma educativa en el sentido del perfil anterior ¿de dónde se va
a echar mano de los recursos necesarios? Responderemos en el siguiente
artículo.
(Sigue
IV: Un plan de desarrollo económico)