"Cuando adviertas que para producir necesitas obtener autorización de quienes no producen nada.
Cuando compruebes que el dinero fluye hacia quienes trafican no bienes, sino favores.
Cuando percibas que muchos se hacen ricos por el soborno y por influencias, más que por el trabajo y
que las leyes no te protegen contra ellos sino, por el contrario, son ellos los que están protegidos contra ti.
Cuando repares que la corrupción es recompensada y la honradez se convierte en un auto sacrificio, ...
entonces podrás afirmar sin temor a equivocarte, que tu sociedad está condenada." Ayn Rand (1905-1982)
El líder del pasado, que era individualista y autocrático en
la toma de decisiones, ya no funciona en la gestión moderna de organizaciones. ¿Causa?
El CAMBIO acelerado que enfrentamos. ¿Por qué? Ningún CAMBIO llega solo, siempre
le acompañan, problemas y oportunidades, que obligan a tomar decisiones e implementarlas
simultáneamente. De nada sirve tomar buenas decisiones, si no se implementan o
se implementan tarde o mal. También es importante realizar, que no decidir, es tomar
la decisión de no actuar, ante un problema u oportunidad y como dijo Henry
Kissinger “Un problema no resuelto, es una crisis en espera”.
Al preguntarnos ¿Aumenta o disminuye el CAMBIO en el país?
La respuesta es obvia y si los cambios aceleran, igual aumentan los problemas y
oportunidades sobre los que debemos actuar, llegando rápidamente a superar
nuestras capacidades individuales y generando una acumulación de problemas y
oportunidades sin resolver, que al final se convierten en crisis.
En nuestro país, las huelgas en: hospitales, transporte
público, maestros, empleados de gobierno, etc. son ejemplos típicos de
problemas no resueltos. Cuando se niega el dialogo y las autoridades del
gobierno prefieren inaugurar obras y no sentarse a solucionar los problemas de
sectores, están incumpliendo su responsabilidad gerencial. Proferir frases como: “les guste o no les guste”; “yo
no me siento a dialogar”; “solo yo puedo decidir” y hacerlo además en tono
autoritario, debemos interpretarlas como muestras de mala praxis gerencial.
Un líder moderno acepta sus limitaciones, no las esconde;
entiende que como humano, no puede ser perfecto, ni tener siempre la razón;
entiende que necesita opiniones de otros, para decidir bien, pero más
importante, sabe que necesitara de otros para implementarlas y por tanto,
hacerles partícipes de la decisión, es indispensable y facilita su gestión.
Debemos cambiar el viejo paradigma “el líder decide y otros
implementan” y aplicar lo que dijo
Ralph Ablon, “el buen líder construye el
ambiente, donde lo más probable es, que suceda lo más deseable”. Para
construir ese ambiente, ayuda el concepto Democratura
de
Ichak Adizes que recomienda: Ser democrático
en la toma de decisiones, pero autocrático
en la implementación. En ese orden, no es tomar buenas decisiones lo que te
convierte en líder, sino que los problemas se solucionen, al implementarlas.
Los miembros de las organizaciones, también debemos cambiar
el rol de dependencia alimentado por el viejo liderazgo; debemos despertar nuestra
creatividad innata y pro actuar; no esperar que otros solucionen nuestros
problemas y aprender a curarnos solos; entender que ayudando al sistema, nos
ayudamos individualmente; que nuestra calidad de vida depende, del éxito de nuestra
empresa y del país, por lo que debo ayudarles, no boicotearles.
Las universidades tienen una deuda en la construcción del
nuevo liderazgo que necesita el país, pero su realidad actual les impide
cumplirlo. ¿Cuál realidad? Más del 70% de la población universitaria, está en
universidades privadas y estas, aunque sin fines de lucro, en su mayoría
prefieren disfrazar el reparto de excedentes entre socios y no invertir en
transferir y generar conocimiento. La UES por su lado, aun no rescata el nivel
académico de antaño. Finalmente, el paradigma estudiantil “La universidad nos
da el título, la empresa y la vida nos enseñan” es un pecado capital que no
debemos permitir, en un mundo basado en el conocimiento y la innovación. ¿Quién
puede cambiar esta realidad?
No hay duda, al nuevo liderazgo
en el país, le espera una tarea inmensa y a la sociedad civil,una gran lucha.
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