lunes, 14 de enero de 2013

LIDERAZGO EN EL PAIS

                                                         Por Salvador Rodriguez González

"Cuando adviertas que para producir necesitas  obtener autorización de quienes no producen nada.
Cuando compruebes que el dinero fluye hacia quienes trafican no bienes, sino favores.
Cuando percibas que muchos se hacen ricos por el soborno y por influencias, más que por  el trabajo y
que las leyes no te protegen contra ellos sino, por el contrario,  son ellos los que están protegidos contra ti.
Cuando repares que  la corrupción es recompensada y la honradez se convierte en un auto sacrificio, ...
entonces podrás afirmar sin temor a equivocarte,  que tu sociedad está condenada."   Ayn Rand (1905-1982)

 Las condiciones para el éxito de países, organizaciones, familias y personas, han cambiado drásticamente y un factor clave de éxito es el liderazgo aplicado; hoy en día, un cambio de líder en las grandes corporaciones, cambia el valor de sus acciones en bolsa, pues conocer el estilo de un líder, permite anticipar resultados de una empresa, familia o país. Pero el rol de ese líder se volverá disfuncional, si no cambia y se adapta a las nuevas exigencias de su entorno.

El líder del pasado, que era individualista y autocrático en la toma de decisiones, ya no funciona en la gestión moderna de organizaciones. ¿Causa? El CAMBIO acelerado que enfrentamos. ¿Por qué? Ningún CAMBIO llega solo, siempre le acompañan, problemas y oportunidades, que obligan a tomar decisiones e implementarlas simultáneamente. De nada sirve tomar buenas decisiones, si no se implementan o se implementan tarde o mal. También es importante realizar, que no decidir, es tomar la decisión de no actuar, ante un problema u oportunidad y como dijo Henry Kissinger “Un problema no resuelto, es una crisis en espera”.

Al preguntarnos ¿Aumenta o disminuye el CAMBIO en el país? La respuesta es obvia y si los cambios aceleran, igual aumentan los problemas y oportunidades sobre los que debemos actuar, llegando rápidamente a superar nuestras capacidades individuales y generando una acumulación de problemas y oportunidades sin resolver, que al final se convierten en crisis.

En nuestro país, las huelgas en: hospitales, transporte público, maestros, empleados de gobierno, etc. son ejemplos típicos de problemas no resueltos. Cuando se niega el dialogo y las autoridades del gobierno prefieren inaugurar obras y no sentarse a solucionar los problemas de sectores, están incumpliendo su responsabilidad gerencial. Proferir  frases como: “les guste o no les guste”; “yo no me siento a dialogar”; “solo yo puedo decidir” y hacerlo además en tono autoritario, debemos interpretarlas como muestras de mala praxis gerencial.

Un líder moderno acepta sus limitaciones, no las esconde; entiende que como humano, no puede ser perfecto, ni tener siempre la razón; entiende que necesita opiniones de otros, para decidir bien, pero más importante, sabe que necesitara de otros para implementarlas y por tanto, hacerles partícipes de la decisión, es indispensable y facilita su gestión.

Debemos cambiar el viejo paradigma “el líder decide y otros implementany aplicar lo que dijo Ralph Ablon, “el buen líder construye el ambiente, donde lo más probable es, que suceda lo más deseable”. Para construir ese ambiente, ayuda el concepto Democratura  de Ichak Adizes que recomienda: Ser democrático en la toma de decisiones, pero autocrático en la implementación. En ese orden, no es tomar buenas decisiones lo que te convierte en líder, sino que los problemas se solucionen, al implementarlas.

Los miembros de las organizaciones, también debemos cambiar el rol de dependencia alimentado por el viejo liderazgo; debemos despertar nuestra creatividad innata y pro actuar; no esperar que otros solucionen nuestros problemas y aprender a curarnos solos; entender que ayudando al sistema, nos ayudamos individualmente; que nuestra calidad de vida depende, del éxito de nuestra empresa y del país, por lo que debo ayudarles, no boicotearles.

Las universidades tienen una deuda en la construcción del nuevo liderazgo que necesita el país, pero su realidad actual les impide cumplirlo. ¿Cuál realidad? Más del 70% de la población universitaria, está en universidades privadas y estas, aunque sin fines de lucro, en su mayoría prefieren disfrazar el reparto de excedentes entre socios y no invertir en transferir y generar conocimiento. La UES por su lado, aun no rescata el nivel académico de antaño. Finalmente, el paradigma estudiantil “La universidad nos da el título, la empresa y la vida nos enseñan” es un pecado capital que no debemos permitir, en un mundo basado en el conocimiento y la innovación. ¿Quién puede cambiar esta realidad?
No hay duda, al nuevo liderazgo en el país, le espera una tarea inmensa y a la sociedad civil,una gran lucha.

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