Por. Salvador Rodríguez González
Parte II
Un amigo a quien respeto mucho por su sabiduría, me dijo después de leer
mi primer artículo: “dar un consejo a alguien que no te ha pedido,
puede hacer que se pierda la buena intención”. Este sabio mensaje
me hizo reflexionar y recordé que esta es una regla básica, para mantener
buenas relaciones entre personas y que por ende, mi amigo tiene razón. Pero me
salto una duda ¿Aplica igual en las relaciones de país? Donde unos pocos
deciden el destino de muchos. ¿Podemos dar consejos a quien nos lidera, sobre
lo qué debe hacer o no? NO en dictaduras, SI en
democracias.
La Real Academia Española define como Consejo: “Parecer
o dictamen que se da o toma, para hacer o no hacer algo”.
¿Tendremos derecho a dar nuestro parecer, sobre lo que debe hacerse o no, con aquello
que afecta nuestras vidas? Aunque Miguel de Cervantes reconocía: "Nunca
el consejo del pobre, por bueno que sea, es admitido". Sigo de
necio con esta humilde serie de artículos.
Señor Presidente, ha sido reconfortante verle en la Escuela de Huizucar;
Hospital Rosales; ANDA y platicando con las MIPYME, pero más que todo, reconociendo
y aceptando las falencias institucionales del momento. Sin embargo, ofrecer
ayuda no es suficiente. “Nunca ofrezcas lo que no puedas cumplir” dice
un refrán popular; gane confianza haciendo que sus promesas se cumplan.
Es importante aceptar que no siempre los problemas tienen una sola cara
y que la primera solución que se viene a la mente, no siempre es la
mejor. Como dice Ichak Adizes: “Que llueva no es tu problema, que no tengas
paraguas o que caiga gotera en tu casa, ese si es tu problema”.
Decíamos en el Consejo I, que solucionar problemas incluye
dos procesos: Tomar la decisión y echarla a andar.
Consejo II: TOMAR DECISIONES
“Dos cabezas, siempre piensan mejor que una” dice un refrán
popular y ayudan más, si representan sectores diferentes. Cuando necesite
decidir sobre problemas de país, siga consultando a los sabios que viven en la
calle, si quiere mejorar la calidad de sus decisiones. Es muy lógico pensar que
enfoques diferentes sobre un mismo problema, le dan integralidad al análisis; así
que preguntar, preguntar y seguir preguntando, debe volverse un hábito en el
líder que busca resolver los problemas de su gente. ¿A quién preguntar? Es
simple. A quienes saldrán dañados y beneficiados con las decisiones que tome.
Una decisión es completa, si puede responder a preguntas como: ¿Qué se
va a hacer? ¿Cómo se hará? ¿Cuándo se iniciara y finalizara? ¿Quién lo hará y
responderá por los resultados? Si al menos una interrogante no tiene respuesta,
considere que todavía no se tiene la decisión finalizada. Por otro lado, los
miembros de su equipo tienen estilos diferentes, que les llevan a enfocarse en
uno u otro componente de la decisión y en el proceso de tomar decisiones,
tratan de imponer su estilo y el factor que consideran clave; unos privilegian
el QUE, otros el COMO, CUANDO o QUIEN. Esto explica las diferencias en el
trabajo del equipo y crecen las posibilidades de conflicto destructivo, si no
se saben manejar esas diferencias.
“La diversidad de nuestras opiniones
no procede de que unos seamos más razonables que otros, sino únicamente de que
dirigimos nuestros pensamientos por distintos causes y no examinamos las mismas
cosas”. Renato Descartes.
Si cada sector analiza los problemas nacionales desde ángulos distintos,
siempre llegaran a soluciones distintas; será entonces más difícil ponerse de
acuerdo y en el proceso, surgirá el conflicto destructivo.
Rompa el paradigma de recibir propuestas; pida que primero
le ayuden a identificar juntos el problema. ¿Por qué? Es natural que toda
propuesta, solo incluya los intereses del grupo que la presenta, por lo tanto
es incompleta y además, siempre estas propuestas serán minusvaloradas por los
otros sectores.
Albert Einstein decía: “Identificar bien el problema, es desde ya, la
mitad de la solución”.
Ante los problemas trascendentes, donde solo usted puede decir SI y NO,
siéntese con los sectores afectados y beneficiados, a trabajar juntos.
Primero, para ponerse de acuerdo sobre ¿Cuál es el problema? y luego,
para encontrar juntos la solución. Solo así, lograra el compromiso necesario
para la implementación oportuna y evitara el desperdicio de energías y tiempo.
"No hay mejor
prueba del progreso de la civilización, que el progreso del poder de
cooperación." Stuart Mill