lunes, 16 de junio de 2014

CONSEJOS SOBRE GESTION, AL NUEVO PRESIDENTE DE EL SALVADOR (II)

Por. Salvador Rodríguez González
Parte II

Un amigo a quien respeto mucho por su sabiduría, me dijo después de leer mi primer artículo: “dar un consejo a alguien que no te ha pedido, puede  hacer que se pierda la buena intención”. Este sabio mensaje me hizo reflexionar y recordé que esta es una regla básica, para mantener buenas relaciones entre personas y que por ende, mi amigo tiene razón. Pero me salto una duda ¿Aplica igual en las relaciones de país? Donde unos pocos deciden el destino de muchos. ¿Podemos dar consejos a quien nos lidera, sobre lo qué debe hacer o no? NO en dictaduras, SI en democracias.

La Real Academia Española define como Consejo: “Parecer o dictamen que se da o toma, para hacer o no hacer algo”.  ¿Tendremos derecho a dar nuestro parecer, sobre lo que debe hacerse o no, con aquello que afecta nuestras vidas? Aunque Miguel de Cervantes reconocía: "Nunca el consejo del pobre, por bueno que sea, es admitido". Sigo de necio con esta humilde serie de artículos.

Señor Presidente, ha sido reconfortante verle en la Escuela de Huizucar; Hospital Rosales; ANDA y platicando con las MIPYME, pero más que todo, reconociendo y aceptando las falencias institucionales del momento. Sin embargo, ofrecer ayuda no es suficiente. “Nunca ofrezcas lo que no puedas cumplir” dice un refrán popular; gane confianza haciendo que sus promesas se cumplan.

Es importante aceptar que no siempre los problemas tienen una sola cara y que la primera solución que se viene a la mente, no siempre  es la mejor. Como dice Ichak Adizes: “Que llueva no es tu problema, que no tengas paraguas o que caiga gotera en tu casa, ese si es tu problema”.

Decíamos en el Consejo I, que solucionar problemas incluye dos procesos: Tomar la decisión y echarla a andar.

Consejo II: TOMAR DECISIONES

 “Dos cabezas, siempre piensan mejor que una” dice un refrán popular y ayudan más, si representan sectores diferentes. Cuando necesite decidir sobre problemas de país, siga consultando a los sabios que viven en la calle, si quiere mejorar la calidad de sus decisiones. Es muy lógico pensar que enfoques diferentes sobre un mismo problema, le dan integralidad al análisis; así que preguntar, preguntar y seguir preguntando, debe volverse un hábito en el líder que busca resolver los problemas de su gente. ¿A quién preguntar? Es simple. A quienes saldrán dañados y beneficiados con las decisiones que tome.

Una decisión es completa, si puede responder a preguntas como: ¿Qué se va a hacer? ¿Cómo se hará? ¿Cuándo se iniciara y finalizara? ¿Quién lo hará y responderá por los resultados? Si al menos una interrogante no tiene respuesta, considere que todavía no se tiene la decisión finalizada. Por otro lado, los miembros de su equipo tienen estilos diferentes, que les llevan a enfocarse en uno u otro componente de la decisión y en el proceso de tomar decisiones, tratan de imponer su estilo y el factor que consideran clave; unos privilegian el QUE, otros el COMO, CUANDO o QUIEN. Esto explica las diferencias en el trabajo del equipo y crecen las posibilidades de conflicto destructivo, si no se saben manejar esas diferencias.

“La diversidad de nuestras opiniones no procede de que unos seamos más razonables que otros, sino únicamente de que dirigimos nuestros pensamientos por distintos causes y no examinamos las mismas cosas”.                                         Renato Descartes.

Si cada sector analiza los problemas nacionales desde ángulos distintos, siempre llegaran a soluciones distintas; será entonces más difícil ponerse de acuerdo y en el proceso, surgirá el conflicto destructivo.
Rompa el paradigma de recibir propuestas; pida que primero le ayuden a identificar juntos el problema. ¿Por qué? Es natural que toda propuesta, solo incluya los intereses del grupo que la presenta, por lo tanto es incompleta y además, siempre estas propuestas serán minusvaloradas por los otros sectores.

Albert Einstein decía: “Identificar bien el problema, es desde ya, la mitad de la solución”.

Ante los problemas trascendentes, donde solo usted puede decir SI NO, siéntese con los sectores afectados y beneficiados, a trabajar juntos. Primero,  para ponerse de acuerdo sobre ¿Cuál es el problema? y luego, para encontrar juntos la solución. Solo así, lograra el compromiso necesario para la implementación oportuna y evitara el desperdicio de energías y tiempo.

"No hay mejor prueba del progreso de la civilización, que el progreso del poder de cooperación."       Stuart Mill


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